Miles de veces ha sido compartida en la red social Facebook la publicación de un usuario de nombre Héctor Villanueva, en la que recién dio a conocer la historia de don Armando, un abuelito que vende dibujos de la Virgen de Guadalupe para conseguir algo de dinero a fin de poder llevar leche a sus nietos.
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“El señor estaba llorando -escribió Héctor Villanueva en su publicación- porque quería vender sus dibujos para para llevarles una leche a sus nietos y no traía dinero. Me vendía el dibujo de la virgencita a $20 y le di $100 y se puso a llorar porque se sentía feliz”.
“Me dijo que yo era un ángel. Si lo ven cómprenle, está pasando en la colonia San Sebastián en Guadalupe”, se lee en la publicación de Héctor Villanueva.
Luego de que el post de Héctor Villanueva se hiciera viral -actualmente se ha compartido más de 10 mil veces-, incontables cibernautas comentaron la publicación solicitando ayuda poder localizar al abuelito y acercarle algún apoyo. Como respuesta a esta solicitud de información, varios usuarios han señalado que don Armando presuntamente vive en la calle San Agustín #330, colonia Jardines de Santa Clara, en Guadalupe, Nuevo León.
En distintas ocasiones, el Papa Francisco ha hablado de la importancia que, en el entarimado social, tienen los ancianos, en cuya tierna mirada -dice-, está grabada la historia de los nietos. “Habiendo tenido una vida muy sacrificada, no nos han tratado con indiferencia; todos hemos pasado por las rodillas de los abuelos y por sus brazos… Son el pan que alimenta nuestras vidas”.
Por tal razón, el Papa pide constantemente no olvidarse de ellos, sino procurarlos, atenderlos, reconocerlos, escucharlos y ayudarlos. “No los descartemos nunca. Custodiémoslos con amor. Y aprendamos a compartir el tiempo con ellos. Saldremos mejores. Y, juntos, jóvenes y ancianos, nos saciaremos en la mesa del compartir, bendecida por Dios”.
Señor Jesús: Tú naciste de la Virgen María, hija de San Joaquín y Santa Ana. Mira con amor a los abuelos de todo el mundo. ¡Protégelos! Son una fuente de enriquecimiento para las familias, para la Iglesia y para toda la sociedad. !Sostenlos! Que cuando envejezcan sigan siendo para sus familias pilares fuertes de la fe evangélica, custodios de los nobles ideales hogareños, tesoros vivos de sólidas tradiciones religiosas.
Haz que sean maestros de sabiduría y valentía, que transmitan a las generaciones futuras los frutos de su madura experiencia humana y espiritual.
Señor Jesús, ayuda a las familias y a la sociedad a valorar la presencia y el papel de los abuelos. Que jamás sean ignorados o excluidos, sino que siempre encuentren respeto y amor.
Ayúdales a vivir serenamente y a sentirse acogidos durante todos los años de vida que les concedas.
María, Madre de todos los vivientes, cuida constantemente a los abuelos, acompáñalos durante su peregrinación terrena, y con tus oraciones obtén que todas las familias se reúnan un día en nuestra patria celestial, donde esperas a toda la humanidad para el gran abrazo de la vida sin fin. Amén.
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