Mirando al cielo, la película que aborda una parte de la vida del santo mexicano José Sánchez del Río, muestra la escena de la multiplicación de los caballos en una batalla en la que soldados federales y cristeros, se enfrentan de manera cruenta, pero ¿sabías que para hacerla ocurrió algo extraordinario?
En entrevista con Desde la fe, Antonio Peláez, director de la cinta, explicó que debido al presupuesto restringido con que contaban para realizar el filme, en muchas de las locaciones se recurrió a pedir el apoyo de la población para que participaran como extras, e incluso, que prestaran algunos animales domésticos para ambientar las tomas.
De este modo -indicó el también escritor- en muchas ocasiones dependían de esos apoyos que conseguían por medio de invitaciones que se extendían a los pobladores de los lugares en donde se realizarían los rodajes.
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Peláez recordó que un día tenían que grabar la escena de una batalla en una población muy retirada. La escena de la multiplicación de caballos en la película de la vida de San Joselito contemplaba muchos soldados federales y cristeros a caballos; para llevarla a cabo -indicó- se les prometió que habría 18 caballos con sus jinetes, además de personas que participarían como extras, las cuales irían a pie.
“Teníamos todo listo, desde los alimentos que íbamos a consumir todos, pero al llegar al lugar, nos encontramos que no había ido la gente, que sólo había dos caballos con jinetes y dos personas que podían estar revestidas, entonces la situación se complicó muchísimo porque uno no puede cambiar de planes”, indicó el director.
Ante esta situación, relató el productor que convocó de emergencia a una reunión en la que estuvieron presentes todos los que participaban en la realización de la película, y luego de evaluar el panorama tomaron dos decisiones: que el personal libre actuaría como extras y que la escena de la batalla se haría con los dos caballos y sus jinetes. ¿Pero cómo?
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El director decidió entonces cambiar la escenografía, y en lugar de hacer tomas amplias como estaba considerado, hicieron tomas cerradas para que se viera que estaba lleno el cuadro, la imagen.
“Entonces los caballo pasaban muy cerca de la cámara; el mismo caballo pasaba por delante, luego se iba por detrás y pasaba de izquierda a derecha, daba la vuelta, y ahora de derecha a izquierda, todo eso haciendo la idea de que había muchos caballos y que había mucha gente participando en esa batalla”, explicó.
De la misma manera, continuó el director de cine mexicano, todos los elementos de la producción, de sonido, de arte y de maquillaje se vistieron y participaron. “Hasta a los repartidores de alimentos se les vistió y participaron. Para todos ellos, nos comentaron, fue un día muy feliz en su vida, y la pasaron bastante bien, felices”.
“Siempre he dicho que el cine es una suma de talentos, pero ahí fue más allá, fue una suma de talentos y de la buena voluntad de todas las personas que estuvieron ahí, por lo que se pudo solucionar la escena a través del esfuerzo de todos”, concluyó Antonio Peláez.
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