Cultura

“La lechera” pintura que recuerda que el trabajo nos aparta del pecado

Desde tiempos inmemoriales, el trabajo ha sido considerado un medio no solo de subsistencia, sino de disciplina y virtud. En el esfuerzo cotidiano, el ser humano encuentra un refugio contra las distracciones que pueden conducirlo por caminos errados. La dedicación a las labores diarias no solamente enriquece la vida material, sino que moldea el carácter y fortalece el espíritu, alejándolo de la ociosidad, que con frecuencia ha sido vista como la antesala de la tentación.

Un ejemplo claro de esta idea se encuentra en la pintura La Lechera de Johannes Vermeer. En esta obra, observamos a una mujer volcada en su tarea de verter leche, completamente absorta en su labor. A su alrededor, la sobriedad del entorno refuerza la idea de una vida regida por la diligencia y el esfuerzo. A pesar de la presencia de un calentador de pies en la escena, un objeto que en la pintura de género del siglo XVII podía simbolizar la lujuria, la actitud de la lechera se muestra completamente ajena a cualquier insinuación lasciva, representada por las figuras de cupido, pintadas en azul en los zoclos. Su vestimenta austera y su concentración absoluta en la preparación de la sopa de pan transmiten un mensaje de respeto y virtud.

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Las representaciones artísticas de la vida doméstica han capturado esta idea a lo largo de la historia. En muchas de estas escenas, la figura del trabajador aparece absorta en su tarea, indiferente a estímulos que podrían apartarlo de su deber. La actividad concentrada en una labor, por sencilla que sea, demuestra un sentido de propósito y autodominio que se opone a la dispersión y la indulgencia. Todo ello es reflejo de la mística y formación los jesuitas, con quienes Veermer estuvo relacionado por largo tiempo.

Más allá de la connotación moral, el trabajo dignifica al ser humano porque le otorga propósito y le permite construir su propia existencia de manera consciente y activa. Aquellos que se dedican con empeño a su labor encuentran en ella un sentido de plenitud, una protección contra los peligros de la apatía y la desviación. Así, se puede afirmar que el trabajo no solo es un medio de sustento, sino un escudo contra el extravío del espíritu.

El Mtro. Jorge Luis Ortiz Rivera es Director Académico de la Licenciatura en Filosofía en la Universidad Intercontinental.

Mtro. Jorge Luis Ortiz Rivera

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