En la Pinacoteca de la Profesa podemos apreciar esta imagen de la Santísima Trinidad que por su composición se consideró como inapropiada. Diseño Martín Cuéllar.
La representación artística de la Santísima Trinidad es una tradición que tiene sus raíces en los primeros siglos del cristianismo, donde este dogma central de la fe cristiana —Dios uno en esencia y trino en personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo— ha inspirado innumerables obras de arte sacro.
Desde los primeros ejemplos la iconografía trinitaria se construyó con elementos simbólicos: la mano del Padre, el Cordero (Cristo) y la paloma (el Espíritu Santo) y con el tiempo, estos símbolos se enriquecieron con elementos como el trono, el cetro, la esfera celeste y hasta signos astronómicos en torno a estas imágenes.
Conforme se desarrolló la doctrina sobre este dogma fundamental del cristianismo, surgieron también las representaciones que pretendían acercar al hombre, al misterio del Dios, Uno y Trino. Así, los cristianos de los primeros siglos, a partir de las Sagradas Escrituras establecieron la justificación para configurar a la Santísima Trinidad, especialmente a partir del evangelio que narra el bautismo de Cristo, donde se oyó la voz de Dios Padre y una paloma se posó sobre la cabeza del Salvador.
Fue a partir del Concilio de Trento (1545-1563), señaló en 2013 la Dra. María del Consuelo Maquivar, investigadora emérita del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y eminencia en arte virreinal, que surgieron los tratados de iconografía que señalaron cómo debían ser las pinturas, los grabados y las esculturas, de estas imágenes sagradas, ya que uno de los objetivos de dicho evento fue definir y reafirmar la doctrina católica, lo que incluía el dogma de la Santísima Trinidad.
“La iconografía más común muestra a Dios Padre como un anciano venerable de barba y cabellera de color blanco, en tanto que la segunda persona, o sea Jesucristo, suele aparecer con el torso semidesnudo para dejar ver la herida en el pecho, así como en las palmas de las manos se observan las heridas de los clavos; por último, el Espíritu Santo se representa con una paloma blanca, como narra la Biblia”, indicó en el marco de la exposición temporal “Lo confuso en la iconografía trinitaria: la Trinidad antropomorfa”.
La Pinacoteca del Templo de San Felipe Neri, señala en sus redes sociales que a partir del siglo X comenzó a difundirse una iconografía peculiar de la Santísima Trinidad: “la representación del misterio trinitario con tres figuras humanas iguales, todas con el mismo rostro —el de Cristo—, sentadas o de pie una junto a otra”.
Este tipo de imagen, conocida como “triándrica” (de tres hombres) y “cristomorfa” (con la forma de Cristo), alcanzó gran popularidad en los siglos XV y XVI, especialmente en el norte de Italia, en donde frescos de esta tipología aún pueden contemplarse en iglesias de esa región, donde se conservan como testigos de una sensibilidad teológica y artística muy particular.
Maquivar señaló que en la Nueva España, especialmente durante el siglo XVIII, se mostró a la Trinidad con tres personas iguales por lo que se le llamó “Trinidad antropomorfa”, ya que se representó al Espíritu Santo con una figura humana.
“Las tres suelen vestir túnica y manto, y para distinguirlas, sobre el pecho del Padre se observa un sol, símbolo de la divinidad y de vida; el Hijo, lleva un cordero, animal utilizado en los sacrificios, y finalmente, el Espíritu Santo lleva la paloma simbólica sobre su pecho”, indicó.
Algunas personas pensaron que esta iconografía estuvo prohibida, sin embargo, nunca se impidió su representación pues, de acuerdo con la especialista, estaba fundamentada en el pasaje del Génesis del Antiguo Testamento, que narra que Abraham recibió en su casa a tres jóvenes iguales diciéndoles: “Señor mío, si he hallado gracia a tus ojos, no pases de largo y quédate en mi casa” (Gen. 18, 1-5).
Aunque esta representación buscaba enfatizar la unidad y la igualdad entre las tres personas divinas, generó preocupaciones doctrinales, ya que su forma visual podía inducir a errores teológicos, como el “triteísmo”, es decir, la idea de tres dioses distintos en lugar de un solo Dios en tres personas.
Ricardo Fernández Gracia, director de la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro de la Universidad de Navarra, señala que se tiene conocimiento de que una primera prohibición a este tipo de imágenes de la Santísima Trinidad la hizo el Papa Urbano VIII en 1628 y el Papa Benedicto XIV la renovó a través de la bula de 1745.
Así es, para evitar estos malentendidos, el papa Benedicto XIV, mediante la bula Sollicitudini nostrae en 1745, en la cual se prohíbe la representación de la Santísima Trinidad como tres personas iguales y el Espíritu Santo en forma humana, calificó este tipo de imágenes como no apropiadas, aunque si bien no se trató de una condena formal, sí de una advertencia sobre el riesgo que implicaban estas representaciones para la correcta comprensión del misterio trinitario.
Una de estas imágenes de la Santísima Trinidad calificada de inapropiada puede verse actualmente en el interior del Templo de San Felipe Neri, La Profesa, en un óleo que, por su ubicación a gran altura, muchas veces pasa desapercibido a los visitantes.
Esta pintura, a pesar de su controvertida historia, es una obra de gran belleza artística y testimonio de una etapa del arte sacro en la que se intentó plasmar lo inefable del misterio divino de la Santísima Trinidad con formas humanas.
Recuerda que el Templo de San Felipe Neri se encuentra ubicado en la calle de Isabel La Católica número 21, colonia Centro Histórico, Alcaldía Cuauhtémoc, en la Ciudad de México.
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