Servidores de la Palabra, con Biblia y marro en las manos

  • Tras el sismo, la congregación se hizo presente en varios de los inmuebles colapsados para ayudar en los rescates; aún continúan enviando ayuda a diferentes lugares.

 

Abimael César Juárez

El pasado 19 de septiembre, después de conocer los daños ocasionados por el terremoto, varios misioneros Servidores de la Palabra decidieron viajar desde Chapingo, Edomex, y junto con los alumnos del seminario que tiene la congregación en la Ciudad de México, se trasladaron a la calle de Ámsterdam, punto de encuentro, para integrarse a las brigadas de auxilio como ayudantes de electricistas, plomeros, carpinteros o albañiles.

En entrevista para Desde la fe, el hermano Edgar Ismael Rivera Olvera aseguró que ayudar a los más necesitados es un deber cristiano; pero además, parte de su carisma es  evangelizar a los pobres, “y al estar ahí, no sólo lo hicimos con la Palabra, sino también con las obras”.

Explicó que durante las primeras 24 horas estuvieron en el multifamiliar de Taxqueña, y posteriormente volvieron a la calle de Ámsterdam donde apoyaron en el centro de acopio; asimismo, un sacerdote estuvo confesando a las personas que se lo solicitaban en el lugar.

En los días siguientes se organizaron por grupos para hacer adoración nocturna y continuar con las tareas de apoyo; mientras que unos se quedaban en el seminario, otros salían para ayudar. “Estuvimos en diferentes lugares removiendo escombros”.

El religioso dijo que también fueron a Xochimilco, y seguirán haciéndolo “porque es un lugar al que los medios de comunicación no le han dado mucha difusión por ser una zona pobre. Ayudamos desde las 3 de la mañana hasta la una de la tarde, aproximadamente”.

Señaló que en esta semana de clases, aunque no hayan ido a los lugares afectados, se han encargado de administrar su propio centro de acopio, desde donde distribuyen víveres para Xochimilco y para Jojutla, Mor. “Sabemos que por ahora todo es reciente, pero hemos empezado a motivar a la gente, a través de videos, para que no deje de aportar, porque conforme pasen los días, la gente comenzará a olvidar a los damnificados”.

Para finalizar, Edgar Ismael dijo que esta situación lo ha llevado a comprender mejor que Dios interviene para el bien delos demás: “por eso vemos a mucha gente que se mueve, que no esperó a que los políticos dijeran cómo actuar; al contrario, la gente se ha entregado, y eso es señal de que Dios sigue creando en el corazón de las personas la capacidad de hacer el bien, movidos por el amor. Es Dios quien nos está invitando a reconstruir nuestra sociedad, nuestra familia, las relaciones fraternas, los valores, la confianza en los demás, porque vemos que la gente no conoce a quien está recatando, sin embargo, aquí está. La Iglesia no ha tenido miedo; hemos salido a las calles con la Palabra de Dios, pero también con un marro en la mano para decirle a la gente que no tengan miedo, y esto para mí es la Iglesia”.

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