Abimael César Juárez
El Himalaya es una región con muchas dificultades para dar a conocer la Palabra de Dios. Pero esto no detiene a algunos misioneros que, pese a saber lo que ocurre en aquella cordillera del continente asiático que se extiende por cuatro países (Bután, Nepal, China e India), deciden arriesgar su vida y llevar el Evangelio a quienes no lo conocen. Es el caso de dos religiosas veracruzanas: Mirna y Leidy, pertenecientes a la congregación Misioneras Servidoras de la Palabra, quienes hacen grandes esfuerzos por compartir la Buena Nueva en las montañas de Nepal.
Mirna y Leidy salieron hace unos meses de Veracruz para ir a evangelizar a la India, pero una serie de dificultades les impidió obtener la visa de la India, por lo que tuvieron que cambiar de rumbo y trasladarse a Nepal, país que únicamente conocían por los relatos de un amigo sacerdote de la Orden de San Elías, quien misiona en la Meseta Tibetana.
En tanto se solucionaba el problema legal, las religiosas decidieron permanecer algunos días en Nepal; bastaron unas cuantas horas para percatarse de la importancia de dar a conocer la Palabra de Dios a toda esa gente “noble, acogedora y sincera”.
En entrevista para Desde la fe, la hermana Mirna, explica: “Cuando llegamos a Nepal vimos un país pobre, pero también necesitado de moral y de espiritualidad. Aquí los católicos somos minoría, pero estamos seguros de que si a toda la gente le platicamos de la Palabra de Dios, poco a poco obtendremos muchos frutos”.
Las hermanas veracruzanas se alojaron con una comunidad de jesuitas que cuenta con una escuela como obra de caridad. “Nos alegró ver cómo los nepalíes reciben a la gente de fuera, y eso nos llevó a ver la posibilidad de quedarnos aquí. Pero también nos llenó de tristeza ver cómo adoran a las vacas, a las víboras, y a muchos otros ídolos que tienen, y eso nos motivó aún más a compartir con ellos la Palabra de Dios”.
La hermana Mirna explicó que inmediatamente comentaron sus planes con el fundador de la congregación, el padre Luis Butera Vullo, así como a la madre superiora, y ambos estuvieron de acuerdo en que se abriera una misión en ese país.
“Hay muchas aldeas en las regiones montañosas del Tíbet, las cuales nunca han tenido contacto con iglesias o con la Biblia; tenemos que caminar, ese es nuestro objetivo, para llegar a cada montaña, porque Dios nos llama a anunciar el Evangelio y hacer discípulos de Jesús en todas partes”.
La religiosa considera que el Himalaya está sediento de misioneros, pues a pesar del budismo y del hinduismo, los pobladores están muy abiertos al Evangelio, con toda la disposición de escuchar la Palabra de Dios, porque son pocos los que la predican, ya que temen la represión del gobierno.
“Hasta este momento la gente nos ha tratado bien, entre otras cosas, porque siempre encuentran en nosotras una sonrisa, porque somos extranjeras y también porque quieren practicar su inglés. Cuando les hablemos de Dios nos rechazan un poco, pero eso es normal. Sin embargo, también hay familias que ya nos conocen y nos piden oraciones por sus problemas, porque creen en nuestra oración cristiana”.
Por lo pronto, las hermanas Mirna y Leidy continúan sus trámites para establecerse exitosamente en Nepal, para lo cual piden las oraciones de la comunidad católica. “Debemos compartir la Verdad; no hay que ser injustos, egoístas y quedarnos callados. A quienes leen esta entrevista en México, los invito a tener un espíritu misionero, a predicar con el testimonio, con una vida de caridad y de virtudes, pero también con las palabras; en cualquier oportunidad que tengan, sea en el parque, en el metro o en cualquier lugar, hay que hablar a los demás de Jesús. Aquellos que tienen oportunidad de ir a otro país a predicar, háganlo, especialmente en aquellos donde hay tantas personas que han perdido la esperanza al no conocer a Dios”.
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