¿Qué hace la Arquidiócesis de México para que la Iglesia sea un espacio seguro para los menores?

Desde hace 8 años, la Arquidiócesis Primada de México inició un proceso para implementar una serie de acciones y mecanismos que permitan hacer de la Iglesia un espacio seguro para todos los menores -niños, niñas y adolescentes-, así como para las personas vulnerables que conviven en sus entornos eclesiales.

La labor que se ha realizado desde 2017 en la Arquidiócesis de México para proteger a estos sectores de la sociedad, en especial los vinculados con la Iglesia Católica, se ha incrementado y solidificado a tal grado que su trabajo es reconocido no solo por diversas diócesis del país, que buscan su asesoría en la materia, sino a nivel de América Latina.

De esta manera, el Arzobispado de la Ciudad de México se sumó e hizo suyo el compromiso profundo con la protección de menores y adultos vulnerables que hizo el Papa Francisco al establecer el 22 de marzo de 2014, en un Quirógrafo, la Pontificia Comisión para la Protección de Menores (Tutela Minorum), promoviendo con ello la creación de políticas y procedimientos de protección en sus parroquias, a fin de crear un ambiente seguro y acogedor para dichos sectores.

La Arquidiócesis de México trabaja en dos vías por los menores: protección y prevención

Zaira Rosales Ortega, directora de la Comisión para la Protección de Menores de la Arquidiócesis de México, destacó que la estrategia de trabajo que se siguió para hacer de la Iglesia un espacio seguro para las niñas y los niños fue dirigirla en dos frentes, por un lado, garantizar la protección de los pequeños y, por el otro, impulsar programas preventivos para evitar cualquier tipo de abuso contra los menores y otras personas vulnerables.

“Hemos evolucionado con todo esto que nos pide la sociedad y la iglesia, para que los ambientes eclesiásticos sean espacios protectores para que, además de proveer la parte evangélica que es fundamental para esta iglesia que es santa, todos los que la integramos nos podamos sumar a esta misma santidad que busca la iglesia y en conjunto abracemos a los niños para que en ella se sientan amados, tranquilos, seguros”, aseguró.

En este sentido, Rosales Ortega precisó que, por una parte, han intervenido en “todos aquellos casos que se presentan sobre las violencias sexuales” y, por otra parte, están luchando con más de ánimos y más manos para la prevención “no solo de las violencias sexuales, sino de cualquier otro tipo de violencia”.

Para ello, detalló la directora de la Comisión, se ha llamado “a los laicos a que participen en este esfuerzo, a las infancias para que sean escuchadas, a los adolescentes, al clero en general, a la vida consagrada, para que todos se sumen a esta gran labor para hacer de la Iglesia un espacio seguro”.

¿Qué acciones ha impulsado la Arquidiócesis de México para ser una Iglesia con espacios seguros?

En entrevista con Desde la fe, Zaira Rosales Ortega especificó que entre las acciones que ha impulsado la Arquidiócesis de México para hacer de la Iglesia un espacio seguro destaca la creación de la Comisión para la Protección de Menores ,que es un órgano independiente dentro de la Curia, lo que “nos permite de cierta manera tener autonomía para la toma de decisiones”.

De la misma manera, continuó, se han impartido diferentes tipos de capacitaciones sobre los distintos tipos de violencias que existen y sobre los mecanismos de prevención que se pueden implementar en los espacios eclesiales del territorio arquidiocesano, además de las diferentes publicaciones que se han realizado sobre este tema.

En lo que se refiere a las capacitaciones, añadió, “a la fecha se han impartido a cerca de 8 mil 500 personas, esto es, a docentes, niñas, niños, clero, sacerdotes, padres de familia, religiosas, religiosos, novicios, novicias, a quien sea que nos llame, ya sea en la Ciudad de México o también de otras diócesis o congregaciones religiosas masculinas o femeninas, vamos y les ayudamos a elaborar sus protocolos”.

“Trabajamos de tal suerte para que todos nos sumemos en un mismo equipo para justo brindar diferentes herramientas que nos permitan erradicar no solo las violencias sexuales, sino cualquier otra situación de riesgo o experiencia adversa a las que niñas y niños se puedan enfrentar en la parroquia y también en el contexto en general, y cómo la iglesia puede participar para abrazarlos y protegerlos”, puntualizó Rosales Ortega.

Debemos sembrar valores en los adultos para proteger a los menores

Monseñor Carlos Enrique Samaniego López, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México, destacó el trabajo que ha realizado la Comisión de Protección de los Menores desde su creación, pero aseveró que su labor se debe complementar con acciones para sembrar valores en los adultos a fin de hacer de la Iglesia un espacio seguro para los niños y las niñas.

“No basta solamente con tener protocolos, sino sembrar valores y también motivar, despertar la conciencia de los adultos en que solamente a través de ellos se pueden transmitir los valores a las nuevas generaciones. Los niños se merecen experimentar el amor de Dios a través del amor de los padres, de los maestros, de los catequistas y nunca más una mala experiencia”, indicó.

En este tenor, monseñor Samaniego López comentó que la Iglesia está muy interesada en erradicar el problema de los abusos en contra de los menores y las personas vulnerables y prueba de ello es el hecho de que en los cursos organizados e impartidos por la Comisión de Protección han participado más de 2 mil personas, entre catequistas, miembros de la vida consagrada y sacerdotes.

“Estoy hablando de más de 2 mil personas de estos ámbitos que han tomado estos cursos, porque los sacerdotes prácticamente todos, más de mil sacerdotes han tomado este curso y muchos de la vida consagrada y de los laicos. La iglesia está preocupada en sentido correctivo, con la impartición de esos talleres, y en sentido muy positivo sembrando valores, como decía el Papa Francisco, con cariñoterapia”, aseveró.

¿Se debe recuperar la expresión de Jesús, “Dejar que los niños se acerquen a mí”?, se le cuestionó.

“Creo que los niños tienen una gran necesidad del amor de Dios, y los sacerdotes, los educadores, catequistas, maestros, hemos de ser una expresión de Dios cercano, de Dios tierno, de Dios compasivo, de Dios que quiere bendecir y no dañar a los niños”, destacó el Obispo Auxiliar.

Buscamos cumplir el mandato del amor de Cristo hacia los menores

El padre Álvaro Lozano Platonoff, Vicario Episcopal de Pastoral de la Arquidiócesis de México, precisó que el trabajo de la Comisión para la Protección de Menores no es inquisitorial, sino que se enfoca en buscar la manera en la que la Iglesia cumpla con el “mandato del amor de Cristo hacia los menores, porque Dios quiere que se le acerquen”.

En este sentido, planteó cuatro acciones fundamentales para que la Iglesia sea un espacio seguro para los menores.

1. Dios quiere que los niños se acerquen a Él y no se los vamos a impedir, así cualquier acción parte de esta inquietud y desde el Espíritu del amor de Dios para lograrlo, hecho que la Iglesia se lo ha tomado muy en serio con la Comisión de Protección de Menores, que hace un trabajo magnífico capacitando a todos los sacerdotes, haciendo conciencia y enseñándonos medidas cautelares básicas.
2. Expandiendo esa formación cautelar a todos los laicos, a las catequistas, a las religiosas, en general a todo aquel que está en contacto con niños y niñas, incluidos los papás, que hay que crearles mucha conciencia.
3. Difundiendo eventos como el Jubileo Infantil de la Esperanza organizado por la Arquidiócesis de México, al que asistieron más de 2 mil niños y niñas, en donde a los menores se les habla y se les escucha porque son los primeros que nos podrían decir si algo les está sucediendo.
4. Sembrando la conciencia, pues esa conversión que Dios nos pide de que amemos a los niños que son un tesoro muy grande, por lo que hay que ser capaces de amarlos con el mismísimo Corazón de Jesús. No es fácil, hay que tomar precauciones, pero es nuestro reto. Como iglesia somos capaces de amarlos y de animar a los papás a hacerlo y estar cerca de ellos.