Vladimir Alcántara
“Es inútil negar que actualmente hay un importante distanciamiento de los jóvenes con la Iglesia; mejor es ubicar las causas. Nos hemos mantenido ajenos a su lenguaje, a sus códigos, a sus ciclos. ¡Los hemos abandonado!”, afirmó Monseñor Juan Armando Pérez Talamantes, responsable de la Dimensión Episcopal de Pastoral de Adolescentes y Jóvenes de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
Entrevistado por Desde la fe con motivo del Sínodo de Obispos sobre “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”, Mons. Pérez Talamantes dijo que la Iglesia, la escuela, el gobierno y hasta la propia familia han mostrado indiferencia a las cuestiones fundamentales de la juventud.
“Creemos que hemos cumplido porque les hemos dado lo básico. Esperamos que se acerquen, les tenemos listo un consejo; pero esto hoy no basta. Los jóvenes hoy tienen actividades diferenciadas y rutinas muy activas; debemos ir a su encuentro, adecuarnos a sus ritmos, adentrarnos en su vida casi de manera personalizada”, comentó.
Aseguró que el abandono ha hecho que se encierren en sus círculos. “Se comunican y se hacen compañía a través de redes sociales, de espacios digitales; sin embargo, esto no favorece el conocimiento de sí mismos, ni su toma de conciencia sobre el sentido de la vida. Hoy lo que tienen son puntos de atención, mas no de interés”.
El desapego es un fenómeno global. Según el Pew Research Center es menos probable que las personas de 18 a 39 años consideren la religión como importante, en comparación con los de 40 en adelante. Estos resultados surgieron en 46 de 106 países encuestados, siendo México una de las naciones que muestra desinterés.
Por su parte, el P. Álvaro Lozano Platonoff, director de la Comisión de Pastoral Juvenil-Vocacional arquidiocesana, opina que dicho alejamiento se debe en gran parte a que Iglesia no ha sido capaz de dar un buen testimonio. “Por un lado, se ven problemas como el de la pederastia, y por otro, hemos olvidado la dinámica de la caridad; no hemos sabido dar un testimonio fuerte de lo que predicamos, por eso hemos dejado de ser un referente atractivo para jóvenes que están dispuestos a dar la vida entera”.
Lozano Platonoff coincide con Mons. Pérez Talamantes en que la Iglesia necesita dialogar con los jóvenes. “Quien desee penetrar en su mundo, debe estar totalmente inmiscuido en sus dinámicas, utilizar redes sociales, conocer sus nuevos ritmos musicales, sus modos de sufrir y de concebir los males del mundo. En Roma está por iniciar el Sínodo, y en el Arzobispado estamos haciendo un plan estratégico de la Pastoral Juvenil en unión con la vocacional. Veo esperanza en esto; pero sobre todo en el corazón de los jóvenes”.
Cinthya López, una de las jóvenes que en marzo participó en el Pre-Sínodo, confía en que la reunión en Roma arrojará pautas para mejorar. “Me siento orgullosa de mi Iglesia, por la fe, unidad y esperanza que la caracterizan; es una Iglesia con mucha historia, que si bien ha cometido errores, ha sido capaz de reconocerlos y cambiar”.
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