Rocío Camarena y Cynthia Fabila
Para la Congregación de los Pasionistas, religiosos con presencia internacional y que cuentan con dos iglesias en Ciudad de México, su misión en el mundo es llevar el amor inclusivo de Dios por las personas de todas las naciones, religiones y razas.
Su fundación ocurrió en 1720, en Italia, pero su historia en México inició en 1865 cuando tres de ellos llegaron a nuestro país. Volvieron a su país y regresaron en calidad de misioneros para la Diócesis de Chiapas en 1877, ahí estuvieron en varias parroquias hasta 1879. Un año después llegaron a Tacubaya, Ciudad de México, y luego fundaron una comunidad en Toluca.
“El carisma de los Pasionistas busca que no se pierda la memoria de la Pasión de Cristo, del por qué el Señor padeció en la cruz. Él sigue crucificado en todos los que sufren: los pobres, los desamparados, los que padecen injusticias como lo vivió él”, comenta el padre Miguel Pozuelo, párroco de la iglesia de La Pasión, ubicada en la colonia Guadalupe Insurgentes, una de las dos de esta congregación que existen en la capital del país.
Asegura que su vida en las zonas rurales y periféricas, le ha dejado en claro que ahí es donde Cristo continúa crucificado y eso lo motiva a seguir con su causa: ayudar y evangelizar, que también es la de los laicos, explica.
Su labor en la ciudad es para los más necesitados. La iglesia de La Pasión en Guadalupe Insurgentes brinda asistencia a través de un comedor comunitario que da servicio todos los días, donde las personas que así lo requieran pueden alimentarse.
Además, “al lado del templo tenemos un consultorio, que brinda atención de lunes a sábado a partir de las ocho de la mañana hasta terminar de atender al último paciente”, comenta el párroco.
Desde 1720, los religiosos y laicos pasionistas se han comprometido a seguir la forma de vida de San Pablo de la Cruz, fundador de la congregación, y quien trabajó toda su vida al servicio de los pobres y enfermos. Su voto principal es el de propagar y proclamar el amor de Dios por el mundo a través de la Pasión de Jesucristo.
A nivel global, su trabajo está tan comprometido que forman parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde cuentan con un delegado permanente de Justicia y Paz en representación de la orden Passionist Internacional (PI), en estrecha colaboración con el Delegado Pontificio.
Desde 2010, obtuvieron el estatus especial de consultor en el Consejo Económico y Social de la ONU, en el contribuyen sobre temas económicos y sociales importantes para el mundo, a través de comunicados, escritos u orales, durante las reuniones de los gobiernos. De hecho, tiene el poder de realizar o iniciar estudios e informes sobre estos asuntos.
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