La “Abuelita Peregrina, ¿qué le pidió a la Virgen de Guadalupe?

  • Emma Morosini, originaria de Italia, quiso hacer dicho recorrido desde Monterrey hasta la CDMX para pedir a la “Morenita del Tepeyac” por la paz mundial.

 

 

Vladimir Alcántara

Tras más de 40 días de camino, el pasado 12 de mayo la “Abuelita Peregrina” llegó desde Monterrey a la Basílica de Guadalupe, para hincarse a los pies de la “Morenita del Tepeyac”, manifestarle todo su amor y mandarle besos. Se trata de Emma Morosini, una italiana de 94 años, quien quiso hacer dicho recorrido para pedir a la Guadalupana por la paz mundial.

Como estrategia para su caminata por las diferentes entidades que cruzó en el trayecto, Emma Morosini cada día se levantaba a las 6:30 horas a fin de poder aprovechar toda la mañana, llevando consigo sólo un carrito con una pequeña valija y un paraguas, además de portar un chaleco con bandas reflectantes para poder ser vista por los automovilistas, así como un gorro de explorador para protegerse del sol.


Tiene más de 25 años haciendo recorridos por diferentes países, entre los que destacan Portugal, España, Polonia, Israel y Brasil, donde se dirige hacia los santuarios marianos más emblemáticos, a fin de rezar ante la Virgen.

Al llegar a la Basílica, frente a decenas de reporteros y numerosas miradas de asombro, Emma Morosini vitoreó: “¡Viva México y Vivan los mexicanos!”, llena de emoción por tantas manos de ayuda que encontró a lo largo del camino, por el ánimo que la gente le daba para seguir adelante, por los abrazos, los besos y el ofrecimiento de sus casas. Asimismo, pidió a la Virgen ver por cada uno de sus hijos, en especial por los enfermos. Aseguró haber visitado muchos santuarios en todo el mundo, pero hasta ahora no haberse encontrado con un pueblo tan amigo como México, que le haya dado ese cariño.


“Quisiera darle un gran abrazo a la Virgen y a todo el pueblo mexicano. ¡Viva María y Viva México!”.

A su ingreso a la Basílica de Guadalupe, fue recibida por un sacerdote que le dio la bendición. Posteriormente caminó hacia el atrio, se hincó frente a la “Morenita del Tepeyac”, besó el suelo y se persignó, para después ir hacia la parte de las bandas móviles, donde hizo oración ante sus pies y le mandó un beso.

Tras despedirse de la Virgen, refirió a los medios de comunicación lo que le había dicho en su oración: “Le dije que la amo mucho, que ella es mi Mamá, y que le agradezco que me haya permitido venir hasta aquí para poderla saludar una vez más.

Externó que no podría precisar qué aspecto de todo su recurrido le gustó más, ya que para ella cada cosa fue muy especial: “el cariño de los pobres, de los niños de las personas grandes, todo eso es el reflejo del amor a la Virgen… Me siento tan feliz que los abrazaría a todos en un solo abrazo”.


“He caminado 25 años por el mundo, pero ningún pueblo me trató con tanto amor, con tanta familiaridad, como si yo fuera abuela de todos”.

Emma Morosini señaló que esta es la cuarta vez que visita México; la primera fue hace 20 años, y la última hace 15 (cuando rondaba los 80 de edad). Señaló que a veces se piensa que a los 80 años la vida termina, pero a sus 94 decidió venir nuevamente. “Dije: ‘quiero ir otra vez a abrazar a la Virgencita’”.

“Mis amigos, porque no tengo familia, me dijeron: ‘¡Cómo! ¡Estás loca!’. Pero mientras la Virgen me cuide, yo lo hago. Y ahora la Virgen me ha cuidado con tanto amor, que he podido recorrer sola los primeros 400 kilómetros. Protección Civil me dijo que no podía seguir caminando solita porque era peligroso. Y me dijeron: ‘nosotros te protegemos’. Protección Civil me encontró donde dormir, qué comer… todas las necesidades que tuve. Es como un regalito de la Virgen, y un regalito también del pueblo mexicano, que tiene mi corazón en la mano”.

Sobre su secreto para poder caminar tanto, señaló que “no es ningún secreto”, sino que es amar profundamente, con el corazón en la mano, a la Santa Virgen, “porque es nuestra Mamá, la Mamá que no dice “no” a sus hijos cuando éstos le piden cosas buenas. Si tenemos confianza, si tenemos una fe profunda en el corazón, ella nos mira con amor, ella no se fija si somos bellos, brutos, buenos o maldosos; todos somos sus hijos. Debemos creer firmemente que la Virgen es nuestra Mamá, y que nos ayuda en todas nuestras necesidades”.


Yo, que soy sola, que no tengo familiares, cuando tengo un problema, la miró y le digo: “Tú eres mi Mamá, ayúdame siempre, no me vayas a abandonar un momento”.

Finalmente, antes de irse a descansar, la “Abuelita Peregrina” manifestó al pueblo mexicano su agradecimiento por su amistad y por su simpatía.

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