• Al enterarse de que a Julia le habían pronosticado sólo seis meses de vida, se ofreció para donarle uno de sus riñones.
Abimael César Juárez
Antes de llegar a la adolescencia, Julia estaba condenada a morir por una falla renal que le fue detectada a los siete años; la única opción para sobrevivir era un trasplante. Luz, su hermana, cuenta lo afortunada que fue al ser compatible –algo que no siempre ocurre–, y convertirse en la donante viva.
Luz, quien es diseñadora de modas, explica a Desde la fe que los primeros síntomas de la enfermedad de su hermana fueron anemia aguda y mucha sed. Fue hasta que notaron que los huesos habían empezado a descalcificarse cuando decidieron ir al médico, quien después de practicarle varios estudios, confirmó una falla renal crónica, y le pronosticó a lo mucho seis meses de vida.
“Urgía un donador para el trasplante de riñón, por lo que no dudé en decir ‘yo’. Cuando te nace del corazón, sólo hay que tener mucha fe, pues no te imaginas lo que esta decisión implica. No tenía idea de lo que hacía, pero era algo superior a mí; mi desesperación era más grande que mi miedo, pues temía perder a mi hermana”.
¿Donar o no donar?
Para Luz, cuando se habla de trasplantes la mayoría de las personas piensa en un donante fallecido –quizás porque representa el porcentaje más alto de las donaciones–, y es menos conocida la donación que se puede hacer en vida; sin embargo, la ventaja que este tipo de donaciones ofrecen para los enfermos es el alto grado de compatibilidad que hay con su donante, lo que asegura una evolución favorable, a diferencia de quienes reciben órganos de personas fallecidas.
“En vida, las personas entre 18 y 60 años de edad pueden ser donadores; después de la muerte, se consideran aquéllos de entre dos meses a 90 años de edad, dependiendo del estado en que se encuentren los tejidos y órganos”, precisa.
Apunta que los interesados en ser donadores deben llenar un documento oficial que se encuentra en la página www.cenatra.salud.gob.mx, para expresar su consentimiento, el cual no podrá revocarse por un tercero, éste debe ser impreso, y en caso de ser utilizado, tendrá que acompañarse de una copia fotostática de la identificación oficial. También existe la Tarjeta de Donador Voluntario.
“Es importante saber que no todas las personas que fallecen pueden ser donadoras de órganos, pues se requiere una evaluación médica para ver las condiciones del cuerpo y de cada órgano en específico.
“Yo creo que la postura de la Iglesia, que promueve la donación de órganos, puede ayudar mucho a quienes necesitan de un trasplante; como en todas las cosas humanas, es necesario tener una actitud atenta, que excluya absolutamente una actitud comercial o cualquier otro interés”.
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