Carlos Villa Roiz
El cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo emérito de México, expresó su profunda tristeza por el asesinato del policía bancario José Javier Hernández Nava, quien desde hace nueve años trabajaba con él.
Antes de celebrar la Misa de cuerpo presente en una capilla funeraria, dijo: “Javier murió en forma valiente, cumpliendo con su deber como un profesional. Lo encomendamos a la misericordia del Señor, pidiéndole, no sus méritos, sino esa valentía y esa honestidad con la que supo cumplir con su deber.”
Por su parte, en un improvisado discurso frente al cardenal Rivera Carrera y el Secretario de Seguridad Pública capitalina, Raymundo Collins, el Sr. Gelasio Hernández Trujillo, policía bancario pensionado y padre del policía asesinado, dijo: “Estoy orgulloso. Señor te entrego a mi hijo. Qué orgullo se siente ser honesto y ser buen policía. Es duro porque hay mucha filtración, pero quien trae la escuela de ser eficiente y honesto, nada nos puede quebrantar.”
Durante la Eucaristía, la homilía la pronunció el P. Hugo Valdemar Romero, Canónigo Penitenciario de la Catedral de México, quien habló de la esperanza en la resurrección y en la vida eterna.
“Es el consuelo y el orgullo que ustedes deben tener: Javier murió cumpliendo con su deber. Además, él era un hombre de fe. Sabía a quién representa el Sr. Cardenal, a Jesús mismo, el Buen Pastor. Al ver ayer los videos del acontecimiento, me sorprende el valor y el coraje con el que enfrenta a los agresores y cumple con su deber. Todo esto Dios se lo ha de haber recompensado, su notable heroísmo.”
Por separado, tanto el Sr. Cardenal como el Secretario de Seguridad Pública platicaron con los deudos, a quienes dieron palabras de gratitud y consuelo. El funcionario capitalino también reconoció que Javier Hernández Nava murió como un héroe, y entregó a sus familiares una bandera nacional.
Acompañaron los restos mortales del policía varios de sus compañeros, quienes montaron guardias de honor; así como varios funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública, y una banda de guerra que hizo redoblar sus tambores.
Estuvieron presentes en esta Santa Misa los padres del policía asesinado: Gelasio Hernández Trujillo y Amada Nava Valderiano, así como la esposa de José Javier Hernández, la Sra. Esmeralda González Velázquez, y otros familiares y amigos.
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