Carlos Villa Roiz
“Miles de jóvenes católicos de la Ciudad de México han salido a las calles a rescatar sobrevivientes y ayudar a los damnificados desde que se presentó la primera emergencia por los sismos, y aunque ellos no han exhibido los grupos y movimientos a los que pertenecen, han puesto en alto la bandera de la solidaridad, de la caridad, de la fe y de la fraternidad”, señaló el P. Juan José Cedeño, Director de la Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis Primada de México, quien externó su felicitación por la espontaneidad y valor con que la juventud ha respondido ante estas calamidades.
El sacerdote explicó que miles de jóvenes de las ocho vicarías episcopales de la Arquidiócesis de México han puesto su mejor esfuerzo, su tiempo, sus manos y sudor, y su experiencia durante incontables horas de apremiante trabajo para ayudar al prójimo frente a las adversidades y desgracias que trajo consigo el terremoto.
El sacerdote celebró la absoluta entrega con la que reaccionó la juventud mexicana ante la emergencia, poniendo a la caridad y a la solidaridad frente al dolor, como unos de sus más altos valores.
Explicó que poco tiempo después de que sucedió el sismo el 19 de septiembre, cada una de las parroquias y vicarías de la Arquidiócesis comenzaron a organizar a los grupos de jóvenes voluntarios, principalmente en cuanto al acopio de víveres, medicinas y materiales para el rescate, no sólo destinados a la Ciudad de México, sino a Morelos, Oaxaca y Chiapas, principalmente.
“Con su espontaneidad y entusiasmo nos han dado a todos una importante lección. Es verdad lo que muchos dicen: ‘que los jóvenes han tomado la Ciudad de México’, y eso habla del buen corazón que ellos tienen, de sus valores y sentimientos, y esto no se puede refutar porque los hechos hablan por sí solos y dicen más que las palabras”, dijo.
El P. Juan José Cedeño también hizo referencia a la libertad para actuar, ya que nadie los obligó a ser solidarios, sino que se trató de un sentimiento generalizado que se dio en toda la Ciudad de México: “Cada quien puso su gratito de arena, porque ellos saben que por pequeñas que fueran sus acciones, de ellas dependía el urgente salvamento de vidas, y posteriormente el bienestar y sobrevivencia de los damnificados”.
“Ellos –continuó– con sus valientes acciones, se han ganado nuestra admiración y respeto, y es justo reconocerlo públicamente; y así se ha hecho, no sólo en nuestro país, sino en el extranjero, como consta a través de los medios de comunicación”.
Finalmente, el P. Cedeño exhortó a todos los jóvenes a seguir actuando con el mismo dinamismo y valores, teniendo en cuenta el Evangelio del Buen Samaritano, y sin olvidar las palabras del Papa Francisco durante su visita a México, cuando dijo a los jóvenes que ellos son la esperanza.
“Los jóvenes no se sentaron a lamentar la situación, sino que se pusieron a trabajar, a soñar como dijo el Papa, a reconstruir y a construir el México que desean, poniendo por delante el amor, la fe y la esperanza”, concluyó.
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