Carlos Villa Roiz
Después del sismo del 19 de septiembre, conforme han ido pasando los días, en la Catedral Metropolitana de México han ido apareciendo más daños que han obligado tanto a sacerdotes como a fieles a modificar algunos aspectos de la vida eclesiástica, así como de la tradición litúrgica de las Misas.
Los púlpitos de ónix que flanquean el Altar Mayor de la Catedral no están siendo usados, ya que al parecer uno de ellos se separó de la columna a la que va anclado, de manera que, en lo que los peritos del INAH y de Sitios y Monumentos Históricos terminan de realizar los estudios correspondientes, la lectura del Evangelio no se realiza desde este lugar como es costumbre.
De igual modo, las campanas de la Catedral no están siendo tocadas previo a las Misas como siempre se ha hecho, ya que, por precaución, los campaneros no están subiendo a las torres, que resultaron dañadas; además de que se pretende evitar vibraciones sonoras, pues éstas tienen repercusiones sobre la estructura del templo.
En este sentido, el P. Felipe Galicia, Capellán del Coro de la Catedral, explicó que después del evento multitudinario del domingo 8 de octubre, por la excesiva sonoridad que se dio en la Plaza de la Constitución, se manifestaron algunos nuevos daños en la Catedral. “Del vano de la ventana que da al Coro se ha caido una cantera grande hacia la bóveda de la nave procesional, y se corre el riesgo de que otro fragmento de cantera interior caiga sobre la sillería del coro, lo que sería una pena que sucediera. Por tal motivo, posiblemente en breve se comenzará a instalar un alto andamio para retirar esta enorme piedra.
Dijo que es necesario informar a la opinión pública que los eventos multitudinarios del Zócalo afectan a la Catedral, por lo que las autoridades deben contemplar la posibilidad de que se realicen de otra manera o con la prudencia de tener menor volumen en los sistemas de sonido.
De momento, los integrantes del Venerable Cabildo Metropolitano están rezando las Laudes en la sillería del Coro, pero en gradas más cercanas a la reja, y no en los asientos del fondo como es la costumbre.
Por otra parte, el acceso de los fieles al templo sigue teniendo lugar por la puerta lateral para evitar que la gente se aproxime a las torres de la Catedral.
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