Alejandra María Sosa Elízaga
‘¡Qué barbaridad! Últimamente se entera uno de tantas cosas malas de la Iglesia, que dan ganas de salirse.’
¿Has oído esta frase o coincides con ese modo de pensar? Si respondiste afirmativamente, conviene que tengas presente lo siguiente:
Hay una campaña mundial contra la Iglesia Católica. En los medios de comunicación mucha gente se opone a los principios de la Iglesia y busca atacarla insistiendo en lo malo para desacreditarla y sembrar confusión y desconfianza. No creas todo lo que leas.
Si te bajas de un barco zarandeado por las olas, quedas a la deriva y te hundes. Mejor ayuda a remar. Da un buen testimonio cristiano, y en lugar de juzgar, ponte a orar.
Y ten siempre presente que tu razón para pertenecer a la Iglesia es Cristo. Él está en la Iglesia, más aún, se identifica con ella (ver Hch 8, 3; 9,3-5; Lc 10,16). Abandonarla es abandonarlo a Él. Y tienes muchas razones para seguir aquí. Considera estas cuatro:
1. La Iglesia Católica es la única que fundó Jesús (ver Mt 16, 17-19).
Pedro fue el primer Papa, Jesús lo nombró la roca sobre la que fundaría Su Iglesia. Todas las demás iglesias fueron fundadas por hombres.
2. Sólo en la Iglesia Católica puedes encontrarte con Jesús, en la Eucaristía
En la Última Cena Jesús transformó pan y vino en Su Cuerpo y en Su Sangre (ver Mc 14, 22-24; Jn 6, 47-58). Nos dejó este medio extraordinario para poder recibirlo, entrar en comunión íntima con Él, y adorarlo. Durante la Consagración en cada Misa, ¡Jesús se hace realmente presente en el altar! ¡Eso no sucede en ningún otro lugar!
3. La Iglesia enseña la plenitud de la verdad
Jesús prometió enviarle Su Espíritu Santo (ver Jn 16, 13). Sólo la Iglesia Católica posee una doctrina sabia, sólida, coherente y veraz, conservada intacta a través de dos mil años, en la que puedes confiar con absoluta seguridad, porque no está sujeta a modas ni va a cambiar.
4. La Iglesia te ofrece todo lo que necesitas para tu santidad y salvación.
En la Iglesia cuentas con hermanos en todo el mundo, y en el cielo, con María, a quien Jesús te la da por Madre (ver Jn 19, 26-27), y con los santos, que te ayudan con su ejemplo e intercesión. La Iglesia conjuntó la Biblia, y la pone a tu alcance con su correcta interpretación. Te ayuda a darle culto a Dios, en cuerpo y alma, mediante una liturgia hermosa y sabiamente estructurada. Te ofrece siete Sacramentos, signos sensibles y eficaces del amor de Dios, para que puedas hijo adoptivo del Padre, recibir al Espíritu Santo, Su gracia, Su perdón, y a Jesús como pan de vida y bebida de salvación. ¿Qué más se puede pedir?
Si te sales de la Iglesia, ¿a dónde ir? Es tu hogar, en ella está tu familia, la gran familia del Señor, que nos acoge a todos, buenos y malos, nos concede Su misericordia y nos colma con Su amor.
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