Cynthia Fabila L.
Durante ocho años el Grupo Emmanuel, con sus conciertos de adoración Cielo Abierto, han recorrido 13 países y casi todo el territorio nacional. Sin embargo, la tarea no ha sido fácil. La situación de violencia, así como la presencia de grupos criminales ha dificultado su misión evangelizadora, sobre todo en el norte del país.
Juan González, solista del grupo, destaca en entrevista a Desde la fe, que han hecho adoraciones en lugares donde hay narcotraficantes y que éstos inclusive llevan a sus familias, “pero es ahí donde verdaderamente se ve la mano de Dios, pues en los conciertos el grupo denuncia lo que no está bien: tráfico de drogas, violencia, drogadicción, entre muchas otras cosas”, detalla.
Asegura que también han sido víctimas de amenazas. “Una vez, acabando un concierto, nos llamaron para advertirnos que nos estaban esperando para secuestrarnos, pero gracias a Dios nunca ha pasado nada”.
“Ha sido muy difícil, a veces piensan que, por utilizar pantallas grandes, mucha tecnología e infraestructura en nuestros conciertos, tenemos mucho dinero, pero no es así. El Señor es el que ha tocado el corazón de nuestros bienhechores y ellos son los que aportan. Los conciertos son gratuitos y nos mantenemos de la venta de nuestros discos”, explica.
La enfermedad, una bendición
El grupo nació a raíz de la enfermedad de uno de los tres hermanos González (Pedro, Gil y Juan), eso los hizo prometer a los pies de Jesús Eucaristía, cantarle y adorarlo a través de la música; formaron entonces el coro de la Iglesia de la Parroquia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, en la colonia Nueva Santa María en Azcapotzalco. En 1993 participaron y ganaron el Festival de la Canción Cristiana, lo que fue el detonante para su labor de evangelización a través de la música.
Posteriormente se les uniría Cristal, esposa de Pedro. “Después de un tiempo nos fuimos a otra comunidad, a la de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y San José, que está frente al Monumento a la Madre.
“En 2009, hicimos un pequeño concierto de adoración en el Teatro San Rafael; conseguimos luces, una bocinita, y fue para recaudar fondos para la parroquia del Perpetuo Socorro. Propusimos al párroco hacer este evento para recaudar fondos con el propósito de restaurar la iglesia, pues el techo se estaba cayendo. Eran tiempos difíciles porque estaba lo de la influenza y no podíamos viajar al extranjero. Cerraron todo, inclusive las parroquias. No teníamos nada, nos quedamos sin nada”.
El grupo Emmanuel, pidió al párroco que se expusiera al Santísimo, el padre solicitó permiso y lograron que Mons. Carlos Briseño, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México, los fuera a ver. Fue él quien les abrió las puertas para que surgiera Cielo Abierto y realizaran su primer concierto de adoración en el Auditorio Nacional en septiembre de 2010.
“Hemos recibido amenazas de secuestro, ha sido difícil porque a veces piensan que por utilizar equipo costoso en nuestros conciertos tenemos mucho dinero, pero no es así. Los conciertos que damos son gratuitos”.
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