Roberto Alcántara
Al presidir este Jueves Santo la Misa Crismal en la Catedral de México, el cardenal Carlos Aguiar Retes hizo un llamado a la “comunión eclesial”, necesaria para cumplir con la misión que Dios ha confiado a los presbíteros, “de anunciar la Buena Nueva, curar, sanar, liberar y proclamar que la gracia de Dios se hace presente entre nosotros”.
Ante cientos de presbíteros y religiosos de toda la Arquidiócesis de México para participar en la celebración del “Día del Sacerdote”, el Arzobispo Primado explicó que si bien esta comunión eclesial involucra tanto a fieles como a los sacerdotes, estos últimos están llamados promoverla y vivirla de forma más profunda.
“El Concilio Vaticano II lo dice claramente en la Presbyterorum Ordinis: ‘Ningún presbítero puede cumplir cabalmente su misión aislada o individualmente’. Nos necesitamos unos a otros, debemos acompañarnos y tener claridad en que esta comunión es la que nos impulsa y anima a tener un mismo Plan Diocesano, a tener un mismo proceso pastoral y a tener en cuenta las indicaciones concretas de cómo ejercer nuestro ministerio”, añadió.
Al reflexionar sobre el Evangelio de San Lucas que explica cómo al comienzo de su ministerio Jesús toma el Libro de Isaías, lee un texto, y al final, dice con toda claridad: “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que ustedes acaban de oír.” (Lc 4:21), el Card. Aguiar cuestionó: “Nosotros, particularmente los sacerdotes, ministros del Señor, ¿podemos decirle a nuestro pueblo ‘Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que ustedes acaban de oír’?
Dijo que para lograrlo, es importante ser una Iglesia sinodal, que, de acuerdo con el Papa Francisco, está basada en tres pasos: Primero: escucha recíproca. “No es lo mismo tener una simple conversación que escuchar lo que hay dentro del otro, escuchar lo que el Espíritu mueve al otro a hacer, y de lo que me mueve a mí para compartirlo con el otro”. Segundo: el discernimiento. “El Papa insiste en que en este tiempo el presbítero debe ser un hombre de discernimiento, capaz de interpretar los acontecimientos humanos y sociales a la luz de la Palabra de Dios, para descubrir en ellos la voz de Dios”. Y tercer paso: ejecutar en comunión lo que se ha clarificado.
En este sentido, llamó a impulsar esta sinodalidad desde las parroquias. “Tenemos que plantearnos la necesidad no sólo de tener nuestro Consejo Pastoral parroquial, sino también asambleas parroquiales anuales para que escuchemos qué necesitan y esperan nuestros fieles de la acción eclesial, compartiendo con ellos el discernimiento, y después ser ejecutores de aquellas decisiones que, anualmente, puedan ir surgiendo”.
Concluyó: “Este es el camino sinodal. Si lo logramos, vamos a poder decir como Jesús: ‘El Espíritu del Señor está sobre mí’, porque actuando bajo la guía del Espíritu Santo, entonces Jesús podrá intervenir. Habremos preparado así las tinajas y el agua para que intervenga la acción del Espíritu en favor de nuestra Iglesia y de nuestra sociedad”.
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