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Aquí hay catequesis, pero faltan los salones

  • Seis catequistas, con el apoyo del párroco de la comunidad, imparten clases en un espacio improvisado, lo hacen porque consideran que su labor es clave en la formación de valores.

Abimael Juárez y Melva Navarro

Todos los sábados, al patio de la casa de María de la Luz Rosas, en Culhuacán, llegan los niños de catequesis de la iglesia de San Francisco de Asís, templo al lado de su hogar que no cuenta con los espacios apropiados para que los grupos reciban clases.  Para resolver esta carencia, la familia de María convirtió su cocina el principal espacio de enseñanza y su patio, un lugar de juegos.

La tradición de mantener esta casa abierta a la comunidad la inició su madre, desde que ella era adolescente aquí convivían tanto gente de la iglesia como grupos de mujeres que tomaban clases de manualidades. Ahora que su madre falleció, asegura que mantener las puertas abiertas es “hacer al menos un poquito de lo que ella dejó en su momento”.

Un grupo de seis catequistas y el párroco de esta comunidad han aprovechado la bondad de esta familia para formar aquí una pequeña escuela de catequesis, y las limitaciones en los espacios no han sido pretexto para restringir el número de niños que reciben esta formación, sino un aliciente, comenta el padre Óscar Daniel Hernández Agundis, quien lleva seis años a cargo de la Iglesia.

“Culhuacán tiene mucha devoción al Santo que preside esta parroquia, San Francisco de Asís”, explica, “sin embargo, todavía no hemos podido llegar a todos los ambientes, muchos solo buscan esta parroquia para celebraciones como bautismos y XV años. Con la catequesis tenemos un gran reto y es que ayude no solo a cumplir con los sacramentos, sino a formarlos para toda la vida”, comenta.

La labor de la catequesis, más allá de un sacramento, es un objetivo con el que coincide Yolitzma Mendoza, coordinadora de catequistas de esta comunidad. “Con la formación se les da el conocimiento a los niños de quién es Jesús, pero también valores que los ayudan en la vida cotidiana. Los niños no solo van a aprender los sacramentos de comunión, sino valores de respeto al hermano, al prójimo, a la naturaleza”, explica.

Tanto catequistas, como el sacerdote, han estado de acuerdo en adecuar un espacio, ya que anteriormente “la catequesis se realizaba en la parroquia, pero éramos interrumpidos o interrumpíamos las celebraciones y se escuchaban el ruido de los niños, necesitábamos un lugar más amplio y con ventilación, porque en los salones parroquiales las ventanas no abrían y hacía calor”, explica.

Para el padre Óscar Hernández, el reto ahora es contar con las instalaciones adecuadas y sumar a más catequistas. Considera que la Iglesia en México tiene el desafío de formar catequistas más preparados y que “el mismo trabajo de catequesis que se hace con los niños, se debe hacer con los padres de familia, para que se comprometan más y puedan seguir con la formación de sus hijos”.

Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México

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