El Arzobispo Primado de México, Cardenal Carlos Aguiar Retes, presidirá en la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe la Santa Misa de ordenación de los 7 nuevos diáconos con que contará la Arquidiócesis Primada de México.
Desde la fe tuvo la oportunidad de hablar con los 7 nuevos diáconos que tendrá la Arquidiócesis Primada de México para empieces a conocerlos y a continuación te presentamos a estos jóvenes que sintieron el llamado del Dios y lo aceptaron sin dudarlo, hecho que fue fundamental para darle sentido a su vida.
Para seguir la transmisión de la ordenación de los nuevos diáconos de la Arquidiócesis Primada de México, da clic en el siguiente enlace:
Este joven de 28 años, perteneciente a una familia como cualquier otra, se define como una persona que le fascina ir al cine, en especial para ver películas de terror, y salir para convivir con sus amigos, “ser cercano a ellos y hacer vida, hacer convivencia”.
Indicó que la historia de la salvación en su vida ocurre en una familia no muy cercana a la iglesia, pero muy amante de Dios. “Esta familia que me crio, esta familia que ha caminado conmigo en la vocación, es una familia como cualquier otra. Una familia que siente un deseo de seguir también el camino de la fe, que quiere seguir el camino de Dios, que nos habla a través de varias cosas, y en esa familia ubico mi vocación”.
Recordó que un sacerdote misionero fue el primero que lo invitó a entrar al Seminario y si bien al inicio se negaba, siempre le decía ije que no, que no era algo que él quisiera, finalmente Dios, a través de él, le habló.
“Me habló en lo profundo del corazón y yo fui asimilando esa llamada. Yo fui respondiendo con muchas dudas, con muchas incertidumbres, pero fui respondiendo poquito a poco. Y ahora, ese sacerdote será el que me acompañará el día de la ordenación”, señaló.
“La frase que me ha acompañado dentro de mi vocación”, comentó, “es una frase que se la dedicamos mucho a la Virgen de Guadalupe: ‘Con ninguna nación obró así’. Esta frase para mí es muy alentadora, porque los mexicanos somos privilegiados de tener a María Santísima en la Basílica, tener su presencia tan cercana a nosotros y, cuál hijos, nos cuida, nos quiere y nos procura”.
Recuerda que el testimonio de su párroco fue fundamental para inspirarse y querer dedicarse a servir al Señor, por ello su vocación comenzó cuando tenía más o menos 13 años. “Cuando era niño fui monaguillo de mi parroquia de origen, San José Esposo de María Santísima, fue cuando entonces sentí por primera vez el llamado”.
Reconoció que al pasar el tiempo tuvo ciertas dudas sobre su vocación y “pensé que, tal vez, no era el camino correcto para mí”. Por ello, decidió estudiar el bachillerato pero al finalizar sus estudios “tuve un encuentro fuerte con el Señor, mientras leía un libro que me ayudó a discernir mi proceso vocacional”.
De esta manera, decide ingresar al Seminario en agosto de 2016. “Hasta el día de hoy, ha sido una experiencia muy grata y alegre formarme y querer responder al llamado del Señor”, señala con satisfacción este joven quien reconoce que la figura de San José ha influido mucho en su vocación.
“Es un santo al que admiro muchísimo y deseo imitar sus virtudes, especialmente en el amor a Jesucristo y a la Eucaristía, así como en el cariño a la Santísima Virgen y a la Iglesia. Al igual que él cuida y protege a la Iglesia, yo también quisiera seguir su ejemplo”, aseguró.
En este sentido, añadió que a lo largo de su formación le ha gustado mucho el cántico de la Santísima Virgen, particularmente el inicio: “Proclama mi alma la grandeza del Señor”. “Este cántico me ha acompañado en mi caminar vocacional”.
Al hablar de sus gustos, detalló que en sus tiempos libres le gusta mucho descansar, aunque aprovecha para caminar en lugares que no conoce., además de que le encanta visitar museos de arte, principalmente de arte sacro, y disfrutar de conocerlos. “Además, me atraen las zonas arqueológicas y las arquitecturas antiguas, las cuales me gusta explorar y admirar”.
Originario del estado de Guerrero y miembro de la comunidad religiosa Hermanos del Verbo Encarnado, recordó que su vocación surgió durante su etapa en la secundaria, cuando estudiaba en un colegio de religiosas de esa congregación.
“Recuerdo claramente un día, cuando una de las religiosas se me acercó y me dijo: ‘Oye Fran, ¿por qué no te das la oportunidad de ver qué es lo que el Señor quiere de tu vida?’. Esa simple pregunta encendió en mí una llama de búsqueda y reflexión. A partir de ese momento, comencé a explorar qué es lo que el Señor quería para mí”, indicó.
De esa manera, decidió unirse a un grupo juvenil y, poco a poco, “fuí descubriendo que el Señor me invitaba a seguirlo de una forma más radical. Al principio, estaba confundido y pensaba que quizá estaba destinado a no casarme, vivir como soltero y entregar mi vida a la Iglesia. Sin embargo, más tarde comprendí que mi verdadera vocación era servir como sacerdote”.
En este sentido, indicó que una figura que ha sido una gran inspiración en su camino vocacional es San Ignacio de Loyola, pues consideró que su vida y enseñanzas, transmitidas a lo largo de los siglos, a través de la Compañía de Jesús, le ayudaron a discernir el llamado del Señor en cada momento de su vida. “Creo firmemente que todos debemos aprender a discernir para qué estamos hechos, y San Ignacio ha sido un modelo para mí en este sentido”.
“Durante todo este proceso, una frase en particular ha sido mi guía y consuelo. Se trata de Lucas 24:32, que tengo grabada en mi anillo: ‘¿Acaso no ardía nuestro corazón cuando nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?’. Este pasaje del peregrino de Emaús ha resonado profundamente en mi corazón”, dijo.
Fuera de sus deberes religiosos detalló que tiene varios pasatiempos que disfruta mucho: le encanta jugar basquetbol, cocinar, pintar y salir a pasear con sus compañeros. “Estas actividades me permiten relajarme y encontrar equilibrio en mi vida cotidiana”.
Recordó que su vocación nació en la niñez, cuando sus papás le llevaron para prepararse a hacer la Primera Comunión, aunque fue algo totalmente raro ya que inicialmente no le gustaba ir a la iglesia, no le gustaba estar en Misa, por lo que le tenían que insistir para ir a la Catequesis.
“Fue allí donde empezó a cambiar mi percepción. Poco a poco, comenzó a gustarme ir a la iglesia y disfrutar de lo que me enseñaban. En ese entorno, tuve la oportunidad de ingresar a un grupo de monaguillos. Ahí es donde comenzó todo: empecé a sentir la inquietud por la vocación sacerdotal”, indicó.
Con el tiempo ingresó al Seminario Menor para estudiar la preparatoria. Este fue el inicio de su historia de formación en el Seminario Conciliar de México. En ese trayecto tuvo diversas influencias y apoyos, pero su familia en particular “ha sido mi mayor motivación. Mi familia ha sido fundamental en este proceso, brindándome el apoyo necesario en cada etapa de mi formación”.
Hoy, a los 29 años, comentó que algo que describe profundamente su vocación es que “Cristo está siempre presente. Es el amigo siempre oportuno, y caminar con Él es lo único que sostiene nuestra vocación. Esta convicción se ha visto fortalecida por una frase de San Pablo que me ha ayudado mucho en todo mi caminar: ‘Todo lo puedo en Cristo que me da la fuerza’. Esta cita ha sido mi guía y fortaleza, recordando que, con Cristo a mi lado, puedo superar cualquier desafío que se presente en mi camino vocacional.
Si bien su familia no era muy cercana a la iglesia, sí compartían la alegría de poder asistir al encuentro del Señor en cada Misa, por esa razón considera que su vocación no surgió de una “forma ordinaria”.
“Aunque no éramos devotos constantes, siempre sentí una cercanía hacia Dios y una necesidad de compartir con Él, así como de dar testimonio de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas a lo largo del tiempo”, aseveró.
Reconoció que las personas que más le han inspirado en su vocación fueron, en primer lugar, los sacerdotes, por su testimonio, dedicación y entrega, pero también fue fundamental “mi familia, que ha sido un pilar en mi crecimiento y desarrollo espiritual. Su apoyo a lo largo de mi vida me ha permitido sentir y responder con alegría a este llamado de acercarme más a Dios”.
“Una de las frases que me ha acompañado durante los últimos cuatro años es la idea de vivir la vida en Dios. Sentirme acompañado y amado por Dios ha sido una constante en mi camino vocacional”, reflexionó.
Indicó que aparte de su vocación, tiene diversas pasiones: “Me encanta dibujar, escuchar a la gente, y dar clases. Pero, sobre todo, disfruto jugar. El circo es una de mis grandes pasiones, y es algo que disfruto en mi tiempo libre”.
“La imagen de la Virgen de Guadalupe ha sido una constante en mi vida, brindándome consuelo y guía en los momentos más cruciales”, indicó al recordar que desde que tiene memoria “ha sentido un llamado especial hacia la vocación religiosa, una pasión que nació en mí a una temprana edad a pesar de que mi familia no era practicante”.
Explicó que su educación estuvo marcada por la presencia de los Hermanos Maristas, ya que realizó sus estudios en colegios católicos dirigidos por ellos.
“Mi camino hacia el Seminario comenzó en una confesión con un fraile franciscano, recibí una invitación que cambiaría mi vida: vivir una experiencia dentro de un Seminario. Sus palabras, llenas de sabiduría y consejo, me ayudaron a dar el paso definitivo hacia mi vocación. Fue en ese momento que decidí decir ‘sí’ e iniciar mi formación”, detalló.
Además de la Virgen de Guadalupe, añadió, San Marcelino Champagnat ha sido una figura inspiradora para él, ya que al haber pasado su infancia y adolescencia en colegios maristas, su historia y legado dejaron una profunda huella en su vida.
“Durante mi tiempo en el Seminario, una frase del sacerdote que me confesó me acompañó y me brindó fortaleza: ‘Cristo no vino por los justos sino por los pecadores’. Estas palabras fueron un motivo de esperanza y me recordaron constantemente la misión de amor y redención de Cristo”, aseveró.
Comentó que fuera de sus compromisos con el Seminario, tiene varias pasiones que disfruta en su tiempo libre: “Me encanta leer, especialmente novelas. La música también es una gran parte de mi vida. Además, disfruto ver películas, que no solo me entretienen sino que también me ofrecen nuevas formas de entender la vida y el mundo que me rodea”.
Miembro de los Cruzados de Cristo Rey, señaló que su vocación nació en la primera infancia, cuando tenía 6 o 7 años, ya que proviene de una familia católica practicante en la que sus padres siempre llevaron a él y a sus seis hermanos a la Misa, además de que siempre les inculcaron la fe.
Recordó que desde pequeño siempre le llamaron la atención tres vocaciones: médico, político y sacerdote, pues consideraba que esos eran los mejores trabajos del mundo porque veía que la gente llegaba con problemas y se iba feliz y con soluciones.
“Mi papá es político, recuerdo como admiraba su trabajo, pero una vez lo vi confesarse y me impactó mucho. Pensé que si alguien cuyo trabajo es ayudar a los demás necesita a un padre para que lo ayude, ser sacerdote debe ser algo aún mejor. Ahí nació una semilla y una admiración por esa vocación”, comentó.
Indicó que cuando tenía 15 años, en un campamento, durante una oración frente al Santísimo a las tres de la mañana, recordó la pregunta que un padre les había hecho unos días antes: ¿Quién llevará los sacramentos a esta generación de laicos? “Mientras rezaba, le dije a Dios: ‘Señor, si quieres, envíame a mí’. Salí de ese campamento muy contento y se lo conté a mis padres, pero luego me dio miedo responder a esa llamada”.
A los 18 años, cuando debía entrar al Seminario, no se atrevió a hacerlo. Cinco años después, esa llamada volvió a buscarlo a través de diferentes personas: “mi mamá, un psiquiatra, amigos, mi hermana mayor, mi papá y mi hermano mayor. Tuve una confesión general espectacular con un padre, perteneciente al Opus Dei. Me sentí liberado de un gran peso y la perspectiva de seguir a Dios volvió a ser posible”.
Tres o cuatro meses después de esa confesión, finalmente dijo que sí. “Llevaba postergando esta decisión cinco años y desde que empezó la ilusión, ocho años. Decidí darle un año a Dios y ver qué pasaba. Ese año fue como una luna de miel con Jesús y, desde entonces, han pasado diez años. En este camino particular, descubrí que Jesús me estaba enamorando”.
Indicó que una frase que lo ha acompañado es: “Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”. Ella le ayuda a pensar en la presencia permanente de Dios, especialmente en momentos de soledad, desesperación y crisis. Otra es: “El que pierda su vida por Mí y por el Evangelio se salvará”. Estas dos frases, aseveró, son fundamentales en su vida.
En cuanto a sus hobbies, indicó: “Me gusta leer para relajarme. Para motivarme y activarme, me encanta ir a la montaña, correr y conectar con Dios a través de la naturaleza y el movimiento”.
El 6 de junio de 2024, a las 19:00 horas, se llevará a cabo la ordenación de los 7 nuevos diáconos que tendrá la Arquidiócesis Primada de México, durante la Santa Misa que será presidida por el Cardenal Carlos Aguiar Retes en la Basílica de Guadalupe.
No te pierdas esta emotiva ceremonia solemne de la que saldrán los 7 diáconos que se integrarán a las labores pastorales de la Arquidiócesis Primada de México.
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