El Santo Padre ha presidido esta tarde, en el Santuario internacional de la Madre de Dios, dentro de su visita apostólica a Letonia; la Misa de María, Madre de la Iglesia.
Comenzó su homilía señalando la similitud entre la lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles y aquello que estaba viviendo él junto al pueblo de Letonia en la misa: “íntimamente unidos, dedicados a la oración, y en compañía de María, nuestra Madre”.
En su reflexión sobre el evangelio de San Juan, el Papa subrayó dos momentos en los que se entrecruza la vida de Jesus con la de su Madre: las bodas de Caná y María al pie de la cruz. Al respecto señaló el Papa que: “pareciera que al evangelista le interesa mostrarnos a la Madre de Jesús en esas situaciones de vida aparentemente opuestas: el gozo de unas bodas y el dolor por la muerte de un hijo”.
María, firmemente de pie junto a su Hijo
“María –dijo el Papa- está “firmemente de pie” junto a su Hijo… con firmeza, “clavada” al pie de la cruz… María se muestra en primer lugar así: al lado de los que sufren. Con ellos está también la Madre, clavada junto a esa cruz de la incomprensión y del sufrimiento”. La Virgen también “nos muestra un modo de estar al lado de estas realidades… se trata de que quienes padecen una realidad de dolor nos sientan a su lado y de su lado, de modo firme, estable”.
De ahí que el Papa ha llamado a ir: “al encuentro de nuestro pueblo para consolarlo y acompañarlo; sin tener miedo de experimentar la fuerza de la ternura y de implicarnos y complicarnos la vida por los otros”. (cf. ibíd., 270).
María, invitada por Jesús a recibir al discípulo amado
El Papa hizo la siguiente reflexión: “María es invitada por Jesús a recibir al discípulo amado como su hijo. El texto nos dice que estaban juntos, pero Jesús percibe que no lo suficiente, que no se han recibido mutuamente”. De ahí que “María recibe al discípulo, porque las relaciones que nos sanan y liberan son las que nos abren al encuentro y a la fraternidad con los demás, porque descubren en el otro al mismo Dios”.
El Papa señaló además: ”En tiempos donde pareciera que vuelve a haber modos de pensar que nos invitan a desconfiar de los otros…, María y los discípulos de estas tierras nos invitan a acoger, a volver a apostar por el hermano, por la fraternidad universal.
María, mujer que se deja recibir
Señaló el Papa: “María se muestra también como la mujer que se deja recibir, que humildemente acepta pasar a ser parte de las cosas del discípulo”, de ahí que señalase: “Cuando con fe escuchamos el mandato de recibir y ser recibidos, es posible construir la unidad en la diversidad, porque somos capaces de mirar más allá, de ver a los otros en su dignidad más profunda, como hijos de un mismo Padre”.
Finalizó el Santo Padre su homilía destacando como “María nos recuerda el gozo de haber sido reconocidos como sus hijos, y su Hijo Jesús nos invita a traerla a casa, a ponerla en medio de nuestra vida. Que todos en Letonia, sepan que estamos dispuestos a privilegiar a los más pobres, levantar a los caídos y recibir a los demás así como vienen y se presentan ante nosotros”.
Escucha la homilía del Santo Padre pronunciada durante la Santa Misa en Anglona
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