DLF Redacción
El 19 de marzo pasado la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) dio a conocer el documento Participar para transformar. Mensaje de los obispos mexicanos con motivo del proceso electoral 2018. Como ha dicho el presidente de la CEM, el Card. José Francisco Robles Ortega, la acogida en la prensa fue bastante buena, pero aún falta difundir este documento entre todos los fieles, con la finalidad de que la Iglesia pueda encontrarse con luz, discernimiento y esperanza, sobre todo cuando existe cierta perplejidad entre los católicos respecto de qué hacer al enfrentar el desafío de la boleta electoral.
El presidente del Episcopado Mexicano ha dicho también que en las más recientes encuestas la cantidad de “indecisos” aún es considerable, y muy posiblemente una parte importante de ellos está integrada por católicos que no encuentran una propuesta totalmente satisfactoria a la conciencia cristiana, lo cual deja ver una profunda insatisfacción ciudadana y desencanto hacia los gobernantes, sean del partido que sean.
El voto joven
Sin embargo, algo que llama mucho la atención del mensaje del Card. Robles es el interés que tienen los jóvenes por participar en las próximas elecciones. El también Arzobispo de Guadalajara explicó que en un reciente estudio de opinión “bastante serio” se han sondeado las preferencias políticas y las actitudes de los mexicanos nacidos entre los años 1980 y 2000, es decir, de los mexicanos entre 18 y 38 años, segmento que está integrado por 41 millones de votantes, casi la mitad del padrón electoral.
El Papa Francisco ha convocado a un Sínodo de jóvenes y para jóvenes. Y es que el Santo Padre –señala el cardenal– sabe que “ahí están las energías que tal vez algunos de nosotros adultos no hemos tenido para lograr un cambio y sostenerlo en el tiempo. Los jóvenes urbanos y no-urbanos, los jóvenes altamente educados y los que apenas tienen formación, los jóvenes varones y mujeres, a veces parecen apáticos, a veces parecen aburridos, a veces parece que no les interesa el bien común. Sin embargo, esto es falso. Lo que sucede es que nosotros somos los que los aburrimos. Pero ellos sí que desean movilizarse y luchar por un cambio positivo”.
El cardenal Robles concluye su mensaje planteando uno de los grandes retos que tiene la Iglesia en la actualidad: “¡Qué gran desafío tenemos como Iglesia en los jóvenes! Los jóvenes poseen nuevos lenguajes, nuevos signos, nuevos resortes motivacionales que si logramos detectarlos e interpretarlos con empatía y simpatía, descubriremos que no todo está perdido, sino que la dosis de esperanza para la sociedad y para la Iglesia es muy grande. Jesús es el eterno joven y habita en muchas de estas nuevas inquietudes y perfiles”.
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