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El terremoto derrumbó edificios, pero no nuestra fe: Obispo de Cuernavaca

  • A través de una videograbación, el Obispo de Cuernavaca envió la bendición a todo el pueblo de México, y llamó a la gente a reflexionar, a seguir trabajando y ayudar.

 

Vladimir Alcántara

Ante la pérdida de vidas humanas y daños materiales que ha dejado el terremoto registrado este 19 de septiembre en varias entidades del país, el Obispo de la Diócesis de Cuernavaca, Mons. Ramón Castro Castro, a través de una videograbación, ha enviado la bendición a todo pueblo de México, al que ha llamado a seguir “los valores que no se derrumban”, como nuestra esperanza, nuestra fe y nuestra actitud de servicio.

“Estimados hermanos, hermanas –ha dicho–; un saludo muy cariñoso. Este saludo va con todo el corazón a cada uno de ustedes. Hemos grabado mensajes de alegría, hemos grabado mensajes de ánimo, de trabajo; y qué triste hoy tener que grabar un mensaje fruto de una experiencia tan traumática y de una desgracia que hemos vivido todos. Ahora quisiera, simplemente con el corazón, porque no hay palabras adecuadas, decirles que necesitamos estar unidos, que necesitamos vivir los valores que no se derrumban”.

Señala que si bien en esta ocasión se han derrumbado muchas casas, muchos edificios, muchas iglesias, el terremoto no ha podido derrumbar nuestra fe ni nuestra esperanza; “de ninguna manera, estos valores van más allá, y son precisamente los que en este momento nos pueden sacar adelante. Yo recurro precisamente a eso, a que esa fe, esa esperanza, esa fraternidad, esa solidaridad que jamás colapsan, sean los valores que nos ayuden a salir adelante. Podemos y debemos salir adelante”.

Mons. Castro Castro exhortó a todos los mexicanos a seguir poniendo el granito de arena que corresponde a cada uno. “Todo lo que ha sucedido, y todos nuestros hermanos que han muerto, no eran más pecadores que nosotros; yo creo que es la oportunidad que Dios nos ofrece para regresar a la Casa del Padre, para regresar al corazón del amor y misericordia de Dios, pienso que este mensaje puede también ayudarnos. ¡Cuánto nos hemos alejado de Dios! ¡Cuánto hemos dejado que antivalores inunden nuestro corazón! Es momento de reflexionar, de trabajar, de ayudar”.

“Queridos hermanos, ¡ánimo!; y les voy a impartir la bendición con muchísimo cariño. No es mía, somos instrumentos de la gracia de Dios. Y que esta bendición anime fuertemente nuestra esperanza, nuestra fraternidad. Arremanguémonos y pongámonos a trabajar, a recoger piedras o lo que sea, y a tratar de salir adelante. ¡Podemos! Porque el valor que tiene el corazón del mexicano, de fraternidad y solidaridad, no se ha colapsado. Que el Señor esté con todos ustedes, y que la bendición de Dios todo poderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes, su familia, su trabajo, y permanezca para siempre”, finalizó el Obispo de Cuernavaca.

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