Las imágenes de un hombre y una mujer vestidos del Chapulín Colorado y la Chilindrina, haciendo un pequeño acto durante la homilía de una Misa de niños, en Argentina , se han viralizado en los últimos días, provocando comentarios encontrados entre los mismos católicos.
Se trata de la Parroquia de San Martín de Porres en San Miguel Tucumán, en Argentina. Los actores son una colaboradora de la parroquia y un diácono, que han ayudado al sacerdote a enseñar a los niños el valor de la honestidad.
Las opiniones se han dividido entre quienes defienden que se trata de un recurso pedagógico utilizado en un momento determinado de la homilía, y quienes acusan al párroco de profanar la Santa Misa.
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En Desde la fe, consultamos al padre Alberto Medel, especialista en liturgia y rector del Seminario de Xochimilco, quien aseguró que este tipo de representaciones no pueden ocurrir siempre, aunque tampoco están prohibidas.
“La explicación del párroco es que él usó una pequeña actuación de estos dos personajes del Chavo del 8 en Misa para profundizar en el Evangelio del mismo domingo y, francamente, eso no tiene nada de malo si se trata de una muy pequeña representación, de un pequeño sketch donde se trata de ilustrar sobre lo mismo que está hablando la Sagrada Escritura y forma parte de la homilía”.
El padre Medel recordó que la Iglesia tiene un Directorio litúrgico para las Misas de niños, que en su punto 47 destaca que “para que los niños hagan suyas las lecturas bíblicas y descubran más cada día la dignidad de la Palabra de Dios, debe concederse una gran importancia a todos los elementos que sirven para interpretar las lecturas”.
El punto 48 -agrega el padre Medel- pide conceder una gran importancia a la homilía.
“Yo creo que aquí sí caben pequeños recursos pedagógicos, no abusivos, que puedan ayudar a este diálogo. No lo dice expresamente, pero tampoco lo prohíbe. Si la regla litúrgica es dar especial importancia a la homilía y permite que la homilía se realice algunas veces en forma de diálogo, pues caben estos pequeños recursos, aunque con ciertos criterios”.
“Cuidar que no se vuelva una obra de teatro, que no se vuelva una atracción en el sentido de un espectáculo dentro de la Misa, sino un pequeño recurso que se pueda emplear dentro de la Eucaristía; en algunos lugares usan el teatro guiñol o los títeres”.
Estos recursos como los personajes del Chavo del 8 en misa -agrega el especialista- no deben ocurrir siempre, no se debe abusar de ellos, y deben ser discretos, siempre al servicio de la homilía para explicar la Palabra de Dios.
“En este caso, si las cosas pasaron como explicó el sacerdote, que se usó esta pequeña representación para profundizar la homilía, pues no se faltó al respeto de nadie, no se faltó respeto a la Eucaristía”.
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