Tania Castro Martínez
Una de las grandes problemáticas actuales en la familia es el tema de la comunicación y la convivencia. En realidad lo ha sido siempre, pero en estos tiempos de modernidad se acrecienta por el uso de dispositivos móviles, sobre todo entre los adolescentes y adultos jóvenes, es común ver que no sueltan el teléfono celular, y esto, sin lugar a dudas, molesta a los padres y familiares cercanos. A veces se adoptan medidas para tratar de erradicar esta conducta, las cuales van desde la prohibición de su uso hasta el castigo, pero no falta quien prefiera ignorar el hecho, e incluso, entrar en la misma dinámica.
Comodidades del mundo cibernético
Los padres jóvenes –o que están en contacto con la tecnología– muchas veces prefieren que sus hijos sean atendidos por dichos dispositivos móviles para evitar algunas penas de la educación; los padres de niños menores de diez años ponen al alcance de sus hijos tablets o celulares con acceso a internet para evitar berrinches, que el niño ande saltando por todas partes o solamente para mantenerlo tranquilo, lo cual puede tener repercusiones tanto en la relación con el pequeño, como en el desarrollo del mismo, ya que en lugar de interactuar con otros seres humanos, se divierte y socializa virtualmente, o simplemente se divierte más, con juegos, películas, videos etc. El uso excesivo puede generar problemas de socialización e introversión.
En el caso de los adolescentes, cuando utilizan demasiado este tipo de tecnología y los padres no hacen algo al respecto por evitar problemas y pleitos con ellos, lo que sucede es que éstos se ensimisman en su mundo tecnológico, crean problemas de autoestima y no se relacionan adecuadamente con sus pares; además, si tienen algún problema para hacer amigos o sufren de bullying, puede fomentar que esto ocurra con mayor frecuencia.
¿La tecnología crea o rompe barreras?
Por otro lado, cuando los padres también utilizan de manera recurrente los dispositivos se va generando una sensación en los hijos de no ser importantes, de pasar a segundo plano de interés en la vida de los padres, que no les interesa lo que hacen o pase con ellos, y se crea una barrera para desarrollar la comunicación y la confianza.
También puede generar problemas de comunicación y confianza en la pareja, ya que cuando pasan más tiempo en los dispositivos móviles que charlando y realizando alguna actividad, se crean dudas de confianza en sí mismo y en otro. Es importante aprovechar la tecnología para estar en contacto con el otro cuando sea pertinente y no para crear barreras con las personas que tenemos cerca.
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