Bebés que todavía no hablan pero ya le saben picar al celular, pues sus papás se los dan para que se calmen, se entretengan, se distraigan, no lloren, hasta para que lo muerdan en lugar del chupón. Infantes que todavía no saben leer ni aprenden a caminar, pero ya tienen su propia ‘tableta’ con la que todo el día se dedican a jugar.
Hoy en día, hay muchos papás muy interesados en asegurar que sus hijos sepan navegar en internet, manejen la computadora, dominen cada nuevo dispositivo que salga al mercado. Les preocupa sobremanera darles una buena educación ‘virtual’, pero, se despreocupan de cómo ellos se comportan ¡en la vida real!
Y si los niños son berrinchudos, groseros, egoístas, envidiosos, perezosos, etc. no es raro escuchar a sus papás decir: ‘mi nena tiene un genio espantoso”, ‘a mi niño no le gusta prestar sus cosas’, ‘mi chiquita llora si le digo que no’, ‘a mi nene no le gusta esperar’, como dando por hecho que sus niños son así, que así es su carácter y ni modo, así ‘salieron’ y hay que aguantarse, no hay nada que hacer. Y ceden ante sus pataletas, les dan lo que piden, se resignan ante sus defectos y, desgraciadamente, dejan de cumplir una misión fundamental para todos los papás, y más aún para los papás católicos: educar a sus niños en las virtudes y ayudarlos a ejercer el dominio propio, para poder ir superando sus defectos y, con la gracia de Dios, irse santificando.
El uso constante de tecnología ‘virtual’ malacostumbra a los niños a esperar que todo se resuelva al instante y con un clic, y a ponerse furiosos si no es así. Es por ello indispensable educarlos en lo virtuoso, para que aprendan a tener paciencia, a esforzarse, a perseverar, a aceptar los éxitos sin vanagloriarse y las derrotas sin desanimarse.
¿Cómo ayudar a los niños a desarrollar virtudes?
Lo primero es hablarles de Dios. No confiarse en que ya están aprendiendo todo en el catecismo. Es importante que vean que en casa Dios ocupa el centro. Ayudarles a establecer su relación personal con Jesús. Leerles textos tomados del Evangelio adaptado para niños, para que conozcan a Jesús, lo admiren, lo amen, lo consideren su Amigo y quieran darle gusto, preguntarse que Él haría en su lugar, y hacerlo.
Es muy importante que aprendan también a conocer y a amar a María, que la descubran como su Mamita amorosa, que los cuida, protege, pide por ellos y los ayuda ser buenos como Jesús. Rezar con ellos el Rosario, animándoles a encomendase a Ella.
Ayuda mucho a los niños conocer las vidas de los santos, darse cuenta de que eran como ellos, que tenían sus mismos defectos, y sin embargo llegaron a la santidad. Pueden tener sus santos favoritos, aquellos a los que conocen mejor y con quienes se identifican más por alguna razón, y a quienes pueden pedir con confianza su oración.
Elegir uno de sus defectos de carácter; orar con ellos para pedir a Dios y a María, ayuda para superarlo. Poner pequeñas metas concretas para cada día; alentar y premiar la práctica repetida de la virtud contraria a ese defecto, para crearles buenos hábitos. En las noches hacer con ellos examen de conciencia para ver si cayeron en aquello o no, y por qué, y pedir fuerza a Dios para no caer en ello al día siguiente.
Los papás suelen soñar con que sus hijos alcancen metas escolares, deportivas, sociales, etc. pero la meta más importante que pueden alcanzar es la santidad. Por ello es importante cultivar en ellos el amor a la virtud, no la adicción a lo ‘virtual’.
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