Antonio Rodríguez
La cancha de futbol es un terreno baldío que en lugar de pasto tiene tierra; los uniformes del equipo local son más que improvisados: pantaloncillo y playera blanca; algunos lucen esta última más grande que el short, uno de ellos la lleva incluso quemada, y qué decir del calzado. Al salir de los vestidores, el equipo local mira con espasmo cómo el equipo rival llega en autobús de lujo, con uniformes nuevos y relucientes, y a la hora de calentar, más que un equipo de futbol parece un grupo militar. Las diferencias saltan a la vista.
El Atlético San Pancho es el equipo local de “San Francisco del Monte”, un pueblo perdido en México donde ya nadie juega futbol. Años atrás había servido como semillero de grandes estrellas del balompié, pero en la actualidad parece que ninguno de los habitantes recuerda lo que es patear un balón, excepto Toño, quien sueña con llegar a ser tan buen jugador como su padre, un famoso futbolista fallecido.
Un día, Toño –junto con sus amigos: “La torta” y “El hormiga”– recibe un señal del cielo: un balón de futbol les cae en las manos. Los tres corren a la casa de Don Pepe –conserje de la escuela– para mostrarle el esférico. Ninguno entiende de dónde vino, hasta que miran en la televisión el comercial de una compañía refresquera que anuncia el torneo de futbol nacional, invitando a los niños de todo el país a formar sus equipos y participar. La gran final se disputará en el Estadio Azteca. Es la gran oportunidad que estaban esperando, y no la dejarán escapar; es así que, junto con el viejo don Pepe, estos chicos harán lo posible por acudir en el torneo, en contra de toda posibilidad de triunfo.
Atlético San Pancho es un filme nacional del año 2000 que, por desgracia, ha quedado un poco en el olvido, ya que es una buena y divertida película familiar. El trabajo del director Gustavo Loza si bien no sobresale, tampoco es mediocre, y se nota la entrega de él y de todos los involucrados en el proyecto. No podemos negar que el guión de Carolina Rivera tiene mucho que ver con los filmes de corte deportivo infantil norteamericanos, pero le imprime su toque, y ello, acompañado de actores tremendamente carismáticos, hace que la película de Gustavo Loza brille con luz propia.
En Atlético San Pancho se percibe perseverancia sobre el dinero, sobre negativas, sobre prejuicios, incluso más allá del talento, pues el talento pasivo no sirve de nada. Es la perseverancia, así como el esfuerzo, la pasión y el amor, los ingredientes esenciales para todo lo que uno hace. Grandes estrellas han salido de los barrios más bajos, entonces, ¿quién dice que no se puede?
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