P. Eduardo Lozano
CON CIERTA URGENCIA y hasta con prisa (pero sin emergencia) quiero escribir sobre una mujer que desde hace unos cuatro años la traigo entre ceja, oreja y sien; y lo hago aprovechando la ocasión de fechas y aniversarios, concretamente la pasada efeméride del 12 de octubre, cuando se recuerda lo sucedido en 1492 y que ordinariamente se llama el “______”… A TODO PROPÓSITO dejé las comillas y el espacio en blanco, para que tú pongas el contenido, que si eres gringo dirás el “Columbus Day” (Día de Colón), que si eres nicaragüense o venezolano dirás “Día de la Resistencia Indígena”, y si eres colombiano o salvadoreño dirás “Día de la Hispanidad”, y si eres mexicano ciertamente dirás “Día de la Raza”… POR EQUIS, ZETA O YE, y con variaciones que desfilan entre la lógica más elemental y los extremismos más extremos, se ha ido cambiando la denominación que durante siglos fue la más común: el descubrimiento de América; no nos pongamos difíciles diciendo que no se llamaba América, que Colón no pretendía descubrir nada, que si los vikingos ya habían llegado siglos atrás y etc., etc… LO QUE QUIERO SUBRAYAR es que detrás de la gesta colombina estuvo nada menos que una mujer como pocas, una reina como dama, una dama como estadista, una estadista como visionaria, una visionaria como esposa, y tan esposa como cristiana, y tan cristiana como valiente, y tan valiente como madre y tan madre como prudente, discreta, fuerte, decidida, respetuosa, muy humana y muy mujer, de nombre Isabel y por mejor mote: La Católica… CON DESENFADO Y ATREVIMIENTO diré que no falta mucho para que sea puesta en el canon, es decir, en la lista de los santos reconocidos oficialmente por la Iglesia, para que le demos culto público, imitando sus virtudes y pidiendo su intercesión; ya es considerada como Sierva de Dios y su causa de beatificación está abierta; no faltarán detractores ni han sido pocos los que denuestan su quehacer; les puedo decir que a muchos historiadores pro-yanquis, a muchos sociólogos sajones, a tantos estadistas filo-masones, y a muchos otros grupos de todo tipo, sencillamente les incomoda hasta el sencillo nombre y enorme figura de Isabel de Castilla… ME PARECE QUE los probables defectos y/o errores que le encuentran (sin duda los tuvo como cualquier mortal) son juzgados como tales por una visión parcial o una consideración sesgada; sin ser indulgentes con sus fallas pero tampoco sin satanizarlas, hemos de ver que la actuación de Isabel la Católica responde a una época, a una circunstancia muy específica, a unos parámetros en donde ella se decidió a actuar del mejor modo… QUE SI SU TRATO CON los judíos y los musulmanes, que si sus negociaciones políticas y los conflictos que sostuvo con Portugal o Francia, que si le buscan ruidito al chicharrón seguro lo tendrá, pero que me presenten a otra mujer de tales agallas para enfrentar la unificación política, cultural, económica y religiosa de un pueblo o nación y me quito el sombrero; que me pongan delante a una mujer con tales arrestos como Isabel y también me cuadro delante de ella… FERNANDO SE LLAMÓ su esposo y su reino original fue Aragón, y sin querer dejarlo a la sombra o muy por detrás de ella, sencillamente fue Isabel la de la voz cantante, fue Isabel la que supo abrirse paso a pesar de todo, fue Isabel la que se adelantó y la que llegaba primero, la que acertaba en el juicio, la que miraba con profundidad, la que anteponía la paz y el diálogo a la guerra y la opresión; fue Isabel la que se amparaba en el auxilio divino y buscaba proyectar su fe sin olvidar su misión como Reina, como Madre, como Esposa: toda una Mujer… ANTES DE SU ASCENCIÓN –estoy leyendo el Evangelio de San Mateo (28, 19)- Jesús les dice a sus discípulos: “Vayan por todo el mundo y hagan discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”; tal envío misionero ciertamente resonaba en el corazón de Isabel de Castilla y lo tomaba como mandato muy directo y personal, pues como reina tenía gran responsabilidad y como católica deseaba la propagación de la fe en Cristo… CONSTA EN DOCUMENTOS que para el cuarto viaje, Cristóbal Colón recibe orden expresa y directa de la reina Isabel la Católica: “Y no habéis de traer esclavos”; el mandato surge en contra de las costumbres de la época y con la finalidad de evitar el tráfico humano, el mandato surge de la buena conciencia de la reina que no dejaba de ilustrarse y buscaba el mejor consejo no faltar a la justicia… LA MUJER CLAVE QUE financió y apoyó la hazaña de Colón murió en 1504 y en su testamento dejó muy claro a sus inmediatos subalternos lo siguiente: “Y no consientan ni den lugar que los indios reciban agravio alguno en sus personas y sus bienes, y manden que sean bien y justamente tratados, y si algún agravio han recibido, lo remedien»; ésta es la última voluntad de la Reina Isabel la Católica y se trata sin duda del origen de lo que hoy conocemos como “Derechos Humanos”…
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