P. Eduardo Lozano
DE LAS DOS COREAS sé muy poco y en síntesis es lo siguiente: 1) que eran una sola nación y un solo territorio hasta que rusos y estadounidenses dividieron el país luego de la 2ª Guerra Mundial (1945) dejando fuera a los japoneses que mantenían ahí un dominio colonial desde 1910, 2) que técnicamente están en situación de guerra desde hace casi 70 años pues aunque no han intercambiado balas ni bombas tampoco han firmado formalmente la paz, 3) que tienen la frontera más vigilada de todo el mundo, 4) que muchos aparatos y máquinas que usas son de origen surcoreano ya que Corea del Norte va atrás en tecnologías y en relaciones internacionales, y 5) que el pasado 27 de abril se reunieron sus mandatarios para un diálogo en orden a la paz y la posible unidad… YO NO SOY FUTURÓLOGO ni experto en política internacional, y a riesgo de ser iluso, sí que me gustaría ver su reunificación; a semejanza de lo que sucedió con Alemania (un solo país desde 1990), es de desear que los pueblos que comparten historia, raza, costumbres, cultura, religión, etc., encuentren finalmente la unidad y la paz, situaciones que también deseo a cada familia en mi amada CdMx y en mi más amada Arquidiócesis Primada de México… ME SUSURRA AL OÍDO un joven crítico a más no poder, y me dice que debería de fundamentar conceptos como “unidad” y “paz”, pero sabiendo que el espacio es corto, solo diré que ni el silencio de las armas o la quietud de los sepulcros tienen qué ver algo con la paz, y que la uniformidad –o todos coludos o todos rabones- o la estandarización en un solo color tampoco son elementos constitutivos de la unidad… PARA LOGRAR LA UNIDAD tal parece que es indispensable la diferencia, y para lograr la paz tal parece que necesitamos las diversas voluntades; el que quiera ver todo igual y de su lado, sencillamente acabará por mandar al diablo a las instituciones, a las estructuras y leyes que no le cuadran; también hay que decir que entre los diferentes elementos para cualquier construcción humana (material, política, moral, espiritual, social) se ha de echar mano de lo que en sí mismo es valioso, es bueno, es bello, es verdadero, es justo… QUE NO SE TE OCURRA, amado lector, querer hacer un pastel de tres leches utilizando piñas podridas, y que no se les ocurra a gobernantes de cualquier lugar querer educarnos en la unidad y la paz llamando a terroristas y a criminales sencillamente porque son diferentes… SI ALGO O ALGUIEN es valioso y bueno, es justo y verdadero, si hay voluntad de crecimiento y respeto, de colaboración y solidaridad, ahí está un elemento útil para la unidad y la paz; pero si alguien plantea cimentar sobre arena (Lc 7, 24-27) o si alguien se apoya en modas superfluas y en favoritismos convenencieros, no dejaremos de decirle que es un necio, y necio le seguiremos diciendo al que se enterca en su mal pensamiento, juicio o voluntad… LA UNIDAD Y LA PAZ son posibles cuando valoramos al que es diferente (y sigue siendo igual a uno por sus justos anhelos), cuando somos capaces de ofrecer la propia experiencia y riqueza al que la necesita (aunque tenga de sobra lo propiamente suyo); la unidad y la paz son posibles cuando las diversas voces encuentran equilibrio en la escucha respetuosa (el que habla sin escuchar es un dictador y el que escucha sin hablar tal vez es un esclavo, o espía o al menos un indiferente)… EN EL AMBIENTE FAMILIAR y en el entorno político, también en mi parroquia y en mi trabajo cotidiano, necesito la paz y la unidad tanto como el aire que respiro, tanto como el pan que pido a Dios, tanto como el cariño que busco y el afecto que ofrezco; y aunque pareciera difícil lograr la unidad y la paz, no nos cansemos de buscarlas a pesar del esfuerzo constante que requieren y de los riesgos que doquier aparecen… SI TUVIERA DELANTE de mí a los mandatorios de las dos Coreas, les invitaría para que junto con otros gobernantes formaran un coro monumental: en un coro hay voces diversas pero llevan un mismo fin, las diferentes notas constituyen una armonía, y mientras hay unas que lucen más, otras sostienen su timbre desde un fondo que apoya; en un coro se da la unidad y la paz, la armonía y la colaboración, la diferencia y la unidad, la paz y el orden… DOMINGO MUY ESPECIAL el de hoy, pues celebramos que el Espíritu de Dios vino a unir la diversidad de las lenguas en la confesión de una sola fe, de modo que los extraños ahora son hermanos, que los que estaban lejos ahora están juntos, que sin perder identidad ahora procuran la comunión, que dejando atrás las divisiones ahora los impulsa un objetivo común… ME EMOCIONA PENSAR en todo esto y casi olvido invitarte a la siguiente “Noche Santa”: será del sábado 2 al domingo 3 de junio, en donde pediremos a Jesús por la unidad y la paz de su Iglesia en todo el mundo, en nuestra querida Arquidiócesis y también entre los diversos grupos y familias, ¡bueno!, también la pediremos ante los acontecimientos que viviremos el 1º de julio, pues todo México necesita la unidad y la paz (tán-tán, así termino de cantar este Ángelus que hice a coro con mi joven crítico a un lado)…
El cristiano tiende a la alegría porque se sabe amado, escuchado y perdonado por Dios……
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