El Espíritu Santo ilumina y acompaña siempre a los niños que rezan con el corazón. Foto: Especial
Explicar a los niños quién es el Espíritu Santo puede parecer complicado. Los niños también pueden conocer y amar a este gran amigo invisible que vive en sus corazones desde el Bautismo. Con palabras sencillas, ejemplos cotidianos y mucho cariño, es posible ayudarles a descubrir quién es el Espíritu Santo, cómo actúa en sus vidas y por qué es un regalo tan especial de Dios.
¿Sabías que todos los niños tienen un amigo invisible muy especial que vive en su corazón? Se llama Espíritu Santo, y es Dios, igual que Jesús y el Padre del cielo.
El Espíritu Santo es el amor tan grande que hay entre Dios Padre y Jesús, y ese amor viene a vivir en nosotros para ayudarnos a ser buenos, valientes y felices. Aunque no lo podamos ver, ¡sí lo podemos sentir!
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Es como una luz dentro de nosotros que nos guía cuando compartimos, perdonamos, ayudamos en casa o rezamos con el corazón. También es como un abrazo suave de Dios que nos consuela cuando estamos tristes o preocupados.
Nos da ideas buenas y valientes: para decir la verdad, ayudar a un amigo, pedir perdón o hacer algo bonito por los demás. ¡Es como un superpoder del alma que nos llena de alegría, paz y amor!
Antes de subir al cielo, Jesús les dijo a sus amigos: “No los voy a dejar solos. Les mandaré un gran regalo: el Espíritu Santo.”
Ese regalo también es para todos los niños. Cuando fueron bautizados, el Espíritu Santo vino a vivir en cada corazón como una llamita de amor que nunca se apaga.
El Espíritu Santo cultiva en nosotros unos frutos muy especiales, que nos ayudan a ser mejores personas. Estos frutos son: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio.
Al Espíritu Santo lo imaginamos de distintas formas:
Es muy fácil, cada vez que hagas algo bueno, que necesites ayuda o consuelo, puedes decir con cariño:
“¡Gracias Espíritu Santo, por estar conmigo!”.
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