María José Silias
Nos encontramos en una de las épocas litúrgicas más bellas del año: el Adviento. Pero no por lo que materialmente representa, sino por la unión que favorece en las familias, y sobre todo por lo que nos permite compartir como católicos: la llegada del Mesías.
Es común recordar que en esta temporada navideña vienen las cenas de escuela, trabajo, vecinos y parroquia; intercambios de regalos, adornos, buscar recetas innovadoras y demás; sin embargo, es importante retomar algunas actividades que como familia también nos unan.
Una actividad que seguro viene a tu mente son las famosas posadas, pero ¿sabemos lo que realmente significan? Ya que no sólo son el pretexto para reunirse con los amigos, sino que tienen todo un significado importante detrás. Su origen se remonta al poblado de San Agustín de Acolman y los misioneros agustinos, quienes nueve días antes de Noche Buena, reunían a la gente en el atrio de la iglesia para rezar una novena con cantos, y realizar representaciones del Evangelio, así como la entrega de “aguinaldos”. Con el tiempo, la tradición se esparció poco a poco.
Las posadas comienzan a celebrarse desde el 16 de diciembre, precisamente por el rezo de la novena, y para representar cada día como un mes más de la espera de la Virgen. Al terminar las letanías se hace la representación de María y José que “piden posada” en su camino a Belén para la llegada del niño Jesús, dividiendo a la gente dentro y fuera de la casa en que se reúnen para la celebración. Después del canto de la posada se permite la entrada a los peregrinos, dando paso al canto de villancicos, y se termina rompiendo las piñatas y distribuyendo los aguinaldos.
Lo que debes saber:
Pero, ¿qué puedes hacer con tus hijos? Te propongo esto:
Las posadas terminan el 24 de diciembre con la llegada de Jesús, así que aparte del canto para pedir posadas, se cantan villancicos para adorar y arrullar al Niño. En mi casa, acostumbramos también el arrullo al Niño y una actividad llamada “Me quedo contigo”, donde el Niño Jesús, a través de tarjetitas que uno escoge al azar, regala algunos dones a cada persona, hasta que decide entregarse, representado en una imagen, a una persona o familia para estar con ella todo el año, y así para el año siguiente debe devolverse y entregarse a la siguiente familia con quien el Niño Dios quiera quedarse.
Así que ya sabes, más que una oportunidad de estrenar ropa o regalos, las posadas son un medio para prepararnos con alegría y oración para la venida de Jesús, y conmemorar los momentos que María y José pasaron antes del nacimiento de su hijo.
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