Escuela para padres

Por qué no debes criar a tus hijos a base de amenazas

La crianza de los hijos es un viaje lleno de desafíos, y una de las áreas más delicadas es la disciplina. Los padres a menudo recurren a amenazas de castigos exagerados como una herramienta para controlar el comportamiento de sus hijos. Pero, ¿qué sucede cuando estas amenazas no se cumplen? ¿Cuál es el impacto en los niños y en la dinámica familiar en general?

Ultimátums desesperados

Cuando los padres amenazan a los hijos con castigos extremos, como quitarles todos los juguetes durante un año o prohibirles salir durante meses, a menudo lo hacen con la intención de disuadir comportamientos no deseados. Estas amenazas pueden surgir del estrés, la frustración o la falta de recursos para manejar el comportamiento de los niños de manera efectiva. Sin embargo, lo que puede parecer una solución rápida en el momento, puede llevar a complicaciones a largo plazo.

El incumplimiento

La mayoría de las veces, dichas amenazas no se cumplen. Esto puede deberse a una variedad de razones, como la falta de seguimiento, el cambio de opinión de los padres o simplemente porque el castigo propuesto no es realista. Cuando los niños descubren que las amenazas no se cristalizan, puede tener efectos negativos.

3 consecuencias en los hijos

  • Pérdida de confianza. Los niños comienzan a desconfiar de cualquier cosa que los padres aseguran.
  • Desensibilización. También se vuelven insensibles a las amenazas, aún si estas so realizables o legítimas.
  • Confusión. Los niños no saben qué esperar, bien en un ambiente de incertidumbre inseguridad.

3 consecuencias en los padres

  • Frustración. Los padres pueden llegar a sentirse fuertemente frustrados por su incapacidad para controlar a los hijos.
  • Conflictos familiares. Esto sucede sobre todo si los padres no están de acuerdo sobre cómo manejar la disciplina.
  • Perpetuación del ciclo. El patrón de crianza, amenazas-incumplimiento-desobediencia puede perpetuarse y generar comportamientos negativos.

3 alternativas a las amenazas

  • Disciplina. En lugar de amenazar con castigos que no se pueden cumplir, avanzar juntos sobre programas de actividades en familia.
  • Comunicación. Dialogar sobre las consecuencias de ciertos comportamientos, de manera clara, realista y coherente.
  • Reforzar lo bueno. Elogiar el buen comportamiento puede ser más efectivo que amenazar con castigos.
Cynthia Fabila L.

Periodista con más de 20 años de trayectoria, titulada de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. A lo largo de su carrera ha colaborado en reconocidos medios nacionales como Milenio, El Gráfico de El Universal, Revista Alto Nivel y Desde la fe, entre otros. Su trabajo se ha enfocado en temas sociales, culturales y de interés humano, con un compromiso constante por informar con profundidad y sensibilidad.

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