¿Te gustaría tener niñas o niños sin traumas? Este fue el tema de la tercera conferencia de la Semana del Buen Trato.
La construcción de apegos seguros, así como sólidos vínculos emocionales ayuda a brindar la base para una niñez resilente, según se desprende de la conferencia: “Apego seguro en la crianza de niñas y niños como elemento de autocuidado y resiliencia”.
La actividad formativa, presentada por la maestra María del Rosario Alfaro Martínez en el marco de la “Semana del Buen Trato” que organiza la Arquidiócesis de México, señala que esto es posible lograrlo durante la “primera infancia”, constituida por los cinco primeros años de vida del niño.
Licenciada en Ciencias de la Familia y consejera del Sistema Nacional de Protección de Niñas Niños y Adolescentes de la Ciudad de México, Alfaro Martínez dijo que es crucial desarrollar un “vínculo de seguridad entre padres e hijos”, porque implica el “cimiento del desarrollo infantil y una herramienta fundamental para proporcionar protección”.
Explicó en este aspecto, que “la seguridad es una sensación interna de poder sentirse bien en el espacio donde uno se encuentra”, y advirtió que “es un pre requisito para construir un nosotros” y que “se necesita para tener una buena salud mental”.
Sostuvo que es importante que los papás estén disponibles emocionalmente para que sus hijos no eviten en el futuro el contacto, o incluso, desarrollen desconfianza en ellos y en los demás.
Igualmente, alertó que “una cosa nociva que hacemos ahora es ponerles un celular” a los bebés. Pues, el contacto físico y los gestos entre los rostros son necesarios, según dijo, en el desarrollo de conexiones psicosociales y afectivas.
“Instintivamente, frente a un bebé usamos un lenguaje prosódico… Es necesario para el desarrollo neurológico contar con la interacción dentro de un ambiente seguro”, agregó.
Detalló que existen varios tipos de apegos negativos, entre los que citó el evitativo, el ambivalente y el desorganizado. A tal efecto, dijo que “se le llama apego al vínculo entre padres e hijos en la medida en que existe seguridad, proximidad y conexión”.
No obstante, “el vínculo será seguro cuando genera confianza en la relación; pero, si el vínculo genera desconfianza, miedo o amenaza, se da un apego inseguro o temeroso”.
Por otra parte, opinó que “podemos desarrollar niños y niñas a prueba de traumas, que aunque enfrenten experiencias adversas tengan cómo responder a ellas, con un cerebro sano que les permita lidiar con el dolor, que puedan desarrollar resiliencia”, algo en lo que la construcción de un apego positivo resulta determinante y crucial.
En este marco, dejó claro que algunas formas de reaccionar en las que “los niños empiezan a tenerles miedo” a sus padres, es perjucidial.
“Muchos niños experimentan miedo en esa primera etapa de vida”, lo que, matizó, no siempre deriva de algo que los papás deseen hacer, como ocurre durante los divorcios o el estrés en el hogar.
Lamentó que se justifiquen los golpes y sugirió que ello difiere de una necesaria corrección fraterna. Los papás han de ser percibidos como un refugio de seguridad y no bajo el modelo de apego desorganizado que surge en ambientes violentos, caracterizados por golpes y amenazas.
Por último, dijo que el primer efecto parte de experimentar o no seguridad en la relación filial: “Si (los niños) se sienten seguros con el cuidador que tienen, si responden a las necesidades que este les presenta, si pueden confiar en él o no”.
En contraste, “las relaciones de apego saludables tienden a círculos virtuosos. Si lo que recuerdas de tu infancia es positivo, tuviste un apego seguro” en tu infancia.
En cuanto a la forma de construir apegos seguros, detalló que ello exige “padres, madres y cuidadores consistentes emocionalmente”, al tiempo que señaló la importancia del contacto físico y visual: “Jugar con los niños haciendo cosas con su rostro favorece la conexión”.
Sobre la forma de alcanzar un apego seguro, mencionó:
Al desarrollar el tema de niños a prueba de traumas, comentó también que la mayoría de las veces se cuestiona o rechaza el llanto de los niños. Al respecto, dijo que con el llanto “los niños buscan conexión… Lo mejor es acercase y ver cuál es la necesidad que les conduce” a esa conducta.
“Cuando les damos lo que realmente están necesitando y nos conectamos con ellos, empiezan a sentir seguridad”, la que es clave para la construcción de relaciones afectivas seguras.
Encuentra la conferencia completa sobre niños a prueba de traumas en este link:
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