A menudo, las madres que trabajan experimentan cierta culpa por dejar a sus hijos al cuidado de los abuelos o en una estancia infantil. Sin embargo, hay maneras de compensar esta ausencia.
Oscar Flores Cuéllar, maestro en psicología y colaborador de Cenyeliztli, explicó que la culpa es un sentimiento que se genera cuando alguien –en este caso las madres- creen haber transgredido alguna norma establecida.
“En el caso de las mamás que trabajan hay que reconocer que socialmente, tienen una carga muy fuerte en términos de cumplir con un rol que está destinado al cuidado de los niños. Cuando las mamás creen que no lo están cumpliendo, comienza un sentimiento de culpa”.
Esto se debe a una percepción errónea de que no satisfacen las expectativas sociales, sobre todo cuando tienen hijos pequeños. Sin embargo, más que la cantidad de horas, los padres deben pensar en la mejor forma de aprovechar el tiempo con sus hijos.
“La diferencia está en la calidad de tiempo, en el cuidado y afecto que se ofrece a los pequeños. Una mamá puede estar presente físicamente las 24 horas, pero puede manifestar elementos de abandono para con los niños. En cambio, hay mamás que trabajan, que organizan su tiempo y ofrecen tiempos de calidad”.
En México viven 48.7 millones de mujeres mayores de 12 años, de las cuales 32.7 millones son mamás, de ellas, 43.4 % trabaja, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Si esta es la realidad de muchas mujeres, ¿cómo pueden ofrecer además a sus hijos la atención que necesitan?
“Primero, debemos tener bien identificados cuáles son los tiempos y en qué horarios sí puedo dedicarme a su cuidado. Y segundo, en ese tiempo que le voy a destinar no debe haber interferencias, que esté destinado completamente a ellos”, explicó el especialista.
Flores Cuéllar explicó que es fundamental entender y reconocer que las mujeres no solo ejercen el rol de madres. También son profesionistas, tienen pareja y amigos. “Una de las cosas que les permitirá equilibrar su vida es identificar esos roles”.
Agregó que algunas de las actitudes de los niños, como los berrinches para obtener algo que desean, puede afectar especialmente a las madres trabajadoras y darles una mayor carga de culpa.
“El establecimiento de límites y reglas corresponde a los padres, en este caso a la mamá. Cuando un chico o una chica hace uso del chantaje, lo que intenta es controlar”.
“Ahí la invitación para las madres de familia es que reconozcan que son ellas quienes ponen los límites y las reglas en el hogar, y llevan el control del sistema familiar”, concluyó.
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