Al practicar algún deporte, uno de los primeros beneficios que se obtienen es la mejora en la salud, y por tal razón la actividad deportiva aparece siempre en los programas formativos de los niños y jóvenes en las escuelas. Cabe señalar que en cuanto a los jóvenes que deciden recibir formación religiosa en el Seminario Conciliar, el deporte sigue entrando en los programas formativos, pues resulta conveniente que cuenten con buena salud para el ministerio que están en vías de desempeñar.
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Pero la salud no es el único beneficio que ofrece el deporte a los jóvenes, sino que les enseña una serie de valores de gran utilidad para la vida. En este sentido, el padre Eric Contreras, Vicerrector del Seminario Conciliar de México, casa Huipulco, señala que el primer valor que deja en los jóvenes el practicar deporte -sea individual o de equipo-, es el de la disciplina, sobre todo cuando se maneja con horarios y bajo la guía de un profesional.
Por otra parte -explica-, hay una serie de valores que la actividad deportiva puede generar, principalmente en deportes de equipo o en competencias. “Este tipo de deportes por sí mismos llaman a la convivencia y a las relaciones interpersonales, pero también suelen detonar momentos de tensión, tanto por las diferencias de habilidades, como por las inercias deportivas y por los propios ánimos del momento, así que la actividad podría ser más provechosa si se cuenta con un buen acompañamiento pedagógico”.
El padre Eric asegura que de esta forma es posible ejercitar valores como la tolerancia, al llevar a los jóvenes a mantener el control de suscitarse alguna fricción; la humildad, al impulsarlos a reconocer, por ejemplo, que se utilizó una fuerza desmedida en alguna jugada; la colaboración, al motivar las acciones de equipo, por encima de las individuales, o la solidaridad, al dejar de lado las rivalidades deportivas para atender a un lesionado. Asimismo, la actividad deportiva favorece actitudes de confianza, autoestima y creatividad.
En cuanto a los seminaristas, el padre Eric explica que otra de las ventajas de que en su programa formativo el deporte ocupe un lugar importante, es porque genera unión, y el sacerdote está llamado a promover la comunión presbiteral y la comunión de su propia feligresía.
“Asimismo, el deporte proporciona a los seminaristas herramientas de gran utilidad para el trabajo pastoral, les da ideas creativas sobre actividades deportivas que pueden utilizar con el grupo de jóvenes, o con los pequeños de la Catequesis, o con los monaguillos, e incluso con las catequista para diseñar mejores métodos de enseñanza”.
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