La palabra “modestia” nos puede parecer pasada de moda. A veces la relacionamos con pobreza, e incluso hasta con mediocridad. Algunos dicen de manera popular “modestia aparte”, para referirse a cierto grado de orgullo, sin resultar odiosos. Esto nos puede parecer común, pero ¿sabemos realmente qué es la modestia?
Santo Tomás de Aquino nos habla a detalle de esta gran virtud, y la clasifica en dos aspectos: de nuestra vida interior y de la manera en la que nos expresamos con los demás.
En nuestra vida interior:
1. Humildad: No es sentirse menos que los demás. Es reconocerse con virtudes, dones, talentos, defectos y errores. Los papás deben ser los primeros en comportarse con humildad para enseñarle a sus hijos también a serlo. Esta virtud se predica con ejemplos y con las palabras que salen de la boca. Un papá que no es humilde suele ser violento con sus hijos.
2. Estudiosidad: El estudiar nos hace santos. Es importante acercarse al conocimiento a través de los textos adecuados, siempre de la mano de un sacerdote sabio y santo. Para un católico es importante meditar la Biblia, los textos de escritores sagrados como San Jerónimo, San Justino, entre otros, así como los documentos escritos por los Papas o surgidos de los concilios para transmitir la fe. También es importante elegir dónde se instruirán los hijos en materia de doctrina de la Iglesia y dónde se prepararán profesionalmente, porque estos espacios no deben atacar o violentar su fe. La labor educativa depende principalmente de los papás.
Con los demás:
1. Costumbres: Este aspecto es bastante amplio ya que refiere a nuestra vida diaria, sobre todo a cómo nos comportamos frente a los demás. Un católico busca agradar a Dios en todo lo que hace, dado que Él ve y oye todo lo que hacemos y dejamos de hacer. En la familia, por ejemplo, es muy buena la costumbre de rezar con piedad el Santo Rosario, comer juntos o colaborar para servir los alimentos, realizando la debida oración.
2. El adorno. Esto se relaciona directamente con el pudor, que es cuidar lo sagrado. Vestirse es adornar el bello cuerpo que somos y tenemos. En el caso de la mujer, la belleza no requiere gran lucimiento o gran desgaste económico, ni siquiera exige tanto tiempo porque la belleza es natural, y no necesita de modas para verse bonita. Y en el caso del hombre, se tiende muchas veces a lo contrario, es decir, al descuido, y eso tampoco está bien; como varones es importante ser cuidadosos sin gastar tanto, se trata de vestir con cuidado, con respeto y con amor, algo tan sagrado como es nuestro cuerpo.
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