Cuando un hijo muestra señales de agresividad, está pidiendo ayuda y la intervención oportuna puede prevenir consecuencias graves. Foto Especial.
Las conductas agresivas en los hijos no surgen de la nada, ya que “la agresividad se aprende” en muchos lugares, pero el principal lugar para ello es en el propio hogar, afirma Adriana Garza Bertrand, terapeuta líder en la Asociación Que se Escuche Fuerte mi Grito.
Según la especialista, el entorno familiar tiene un papel determinante en las conductas de los hijos: “Si en casa se normalizan los gritos, los portazos o los insultos, los hijos aprenden que esa es la manera de expresar el enojo o conseguir lo que quieren”.
Garza Bertrand explica que el estilo de comunicación y disciplina dentro del hogar influye directamente en la forma en que los hijos manejan sus emociones, es decir, “si yo como padre o madre pierdo el control ante la frustración, ¿qué aprendizaje le doy a mis hijos? Los niños aprenden por observación, y si ven que la violencia es una forma de resolver conflictos, tenderán a repetir ese patrón”.
En entrevista con Desde la fe, la especialista también advierte que el contenido que consumen los menores a través de internet y las redes sociales puede reforzar este tipo de comportamientos.
“Muchos padres no son conscientes del nivel de violencia que hay en las series, videojuegos o videos que sus hijos consumen a diario. La exposición constante a esa agresividad terminan por normalizarla”, explicó la también especialista en el área socioemocional en atención de niños, adolescentes y padres de familia.
Ante la duda sobre cómo los padres y madres pueden detectar la señales de alerta que indiquen que sus hijos tienen tendencias agresivas, Garza Bertran les recomienda observar con atención ciertos comportamientos que podrían ser indicios de que tienen una tendencia de ese tipo.
Entre las principales señales de las que deben estar alerta, señaló:
Además, la especialista señala que “detrás de una conducta violenta hay una persona que sufre”, es decir, cuando hay ira, esta suele ser una respuesta ante un dolor o resentimiento no expresado.
“Cuando los jóvenes no tienen con quién hablar ni cómo desahogarse, esas emociones contenidas pueden convertirse en una bomba de tiempo”, advirtió la terapeuta líder en la Asociación Que se Escuche Fuerte mi Grito.
Garza Bertran enfatiza que el primer paso es no reaccionar con más violencia o regaños, sino detenerse a reflexionar sobre el propio estilo de crianza, ya que “no se trata de buscar culpables, sino de entender qué está pasando en casa. A veces el problema no viene de fuera, sino de dinámicas familiares no resueltas”.
En este tenor, la especialista señaló los principales consejos que deben seguir los padres en caso de detectar tendencias agresivas en sus hijos:
La terapeuta destaca que acudir a un especialista no debe verse como un castigo, sino como una oportunidad de sanar, ya que “cuando un hijo muestra señales de agresividad, está pidiendo ayuda. La intervención oportuna puede prevenir consecuencias graves”.
Además de observar y corregir conductas, Garza Bertran propone que las familias adopten hábitos diarios que promuevan la calma, el respeto y la empatía. Entre dichas sugerencias destacó:
“Educar con amor no significa permitirlo todo, sino establecer límites firmes desde la comprensión y el respeto. El hogar debe ser el primer lugar donde los hijos aprendan a resolver los conflictos con diálogo y no con violencia”, concluye Garza Bertran.
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