Son muchos los papás que quisieran ser muy buenos padres pero no saben qué se necesita para lograrlo, y aunque hoy en día hay muchas herramientas para educar a los hijos, no siempre se tiene el tiempo o el dinero para adquirirlas.
¿Qué hacer entonces? Usar el método de aprendizaje más antiguo y sencillo: aprender de Dios Padre, pues todo papá no sólo tiene en Él un modelo a seguir, sino que puede pedirle y recibir la gracia de poder imitarlo en sus cualidades paternales. Algunas de ellas son las siguientes:
Dios nos ama como somos, con todo y nuestros defectos, vicios y pecados, lo cual no implica que los apruebe (Él quiere que los superemos), sino que no por ellos nos deja de amar. Papás: pidan al Padre que les comunique un amor incondicional hacia sus hijos para aceptarlos como son.
A lo largo de la Biblia vemos que una y otra vez Dios expresa Su amor por nosotros. Papás: pidan al Padre que no los deje dar por hecho que sus hijos saben que los quieren, sino que los inspire a decírselos y sobre todo a demostrárselos.
Dice Jesús que el Padre sabe lo que necesitamos, ¿cómo lo sabe? Porque está pendiente de nosotros. Papás: pidan al Padre que los libre de desentenderse de sus hijos y los ayude a darse tiempo para conocerlos y descubrir sus dones y defectos, y así poder estimularlos a desarrollar los primeros y dominar los segundos.
Dice Santiago que no recibimos todo lo que pedimos porque pedimos mal (Stg 4,3). Implica que Dios no nos concede lo que no nos conviene. Papás: pidan al Padre prudencia y sabiduría para no ceder a todo lo que sus hijos les pidan, sino saber dar a cada uno sólo aquello que sea para su verdadero bien.
Afirmó Jesús que aunque todos lo abandonaran no estaba solo porque el Padre estaba con Él (ver Jn 16,32). Papás: pidan al Padre que los mueva a mantener una cercanía, si no siempre física, sí de comunicación con sus hijos, para estar al día en sus alegrías, tristezas y dificultades, proyectos y amistades.
En todo momento Jesús se sintió apoyado por su Padre. Papás: pidan al Padre que los libre de pasársela criticando a sus hijos, echándoles en cara lo que hace mal; que los ilumine para saber animar a sus hijos en lo que hacen bien y para hacerles sentir que aprecian sus cualidades y que están orgullosos de ellos.
El Padre envió a Jesús al mundo para traernos el mayor bien posible: la salvación (ver Jn 3,16-17). Papas: pidan al Padre la gracia de comprender que su mayor triunfo será enseñar a sus hijos a dar, no sólo a recibir; a servir a otros, no a ser servidos; a disfrutar la vida no de manera egoísta, sino descubriendo la alegría de ejercer sus dones para beneficio de otros.
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