Défict y vida digna.
Ser inquieto, no medir el peligro, bajas calificaciones en la escuela por no poner atención, perder u olvidar sus objetos personales, así como repetirle más de tres veces la ejecución de alguna tarea son rasgos característicos de los niños que padecen el trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
Esta condición es un problema del desarrollo neurológico que impide al niño concentrarse en alguna tarea, además se le complica tener autocontrol y estar tranquilo, asegura la psicoterapeuta Rose Marie Venegas, colaboradora de Cenyeliztli.
“Es un trastorno que modifica y altera una serie de estructuras a nivel cerebral, lo que deriva en la falta de atención del niño. En muchas ocasiones, esto viene acompañado de la hiperactividad, pues el niño necesita estar en movimiento para mantener la atención”, explica.
Si los padres de familia consideran que su hijo podría presentar este trastorno, es importante que busquen a un especialista de salud mental, comenta Venegas.
Pese a que puedan detectar algunos síntomas en niños menores de 6 años, el diagnóstico de TDAH se puede dar sólo hasta que se supere esa edad, de acuerdo con la Academia Estadounidense de Pediatría.
“A los cuatro años, los niños aún presentan conductas propias de la edad, las cuales se pueden confundir con TDAH, pero no lo es”.
Asegura que hay dos variantes de trastorno: la orgánica, que proviene del mal funcionamiento neurológico, y la segunda es la reactiva, surge cuando el niño vive una situación familiar complicada o un poco traumática.
“Esta experiencia le resta al niño su capacidad de atención y presenta los mismos síntomas que en un caso orgánico, donde el tratamiento es farmacológico; y en la segunda variante, el tratamiento es psicológico y de acompañamiento; por ello es importante un buen diagnóstico”.
A decir de la especialista, una vez diagnosticada y sin importar el tipo de TDAH, es importante que los padres se informen acerca del padecimiento y lo expliquen de forma empática a sus hijos.
“Los niños pueden sufrir porque no entienden su padecimiento. Muchos de ellos tienen reacciones violentas, se vuelven antisociales o son depresivos”.
El primer paso para una buena calidad de vida, asegura, es que los padres sean organizados, establezcan reglas claras y rutinas que los ayuden a autorregularse y controlarse, ya que esto ayuda a sus hijos a reducir el impacto negativo del TDAH.
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