Es común que los dolientes se pregunten esto de manera frecuente ante la pérdida de un ser querido, ¿pero, de dónde surge esta creencia? de la necesidad de saber que nuestro difunto, desde donde se encuentre nos mira, nos oye, puede sentir y que vernos sufrir le resulta doloroso. Pensar que nuestros muertos pueden vernos, es una manera de paliar el dolor, de evitar que aceptemos el proceso natural de la muerte. Recordemos que los sentidos son exclusivos de los seres con vida.
Por lo tanto, expresar nuestros sentimientos y emociones de manera libre, sin culpa y sin represión, nos permitirá integrar la pérdida a nuestras vidas y adaptarnos a la ausencia.
Llorar ante la pérdida de un ser querido resulta liberador, es necesario darle validez a ese sentimiento pero tomemos en cuenta que de prolongarse (más de un año), será necesario buscar ayuda de profesionales de la salud mental y espiritual.
Recordemos a nuestros muertos desde el amor y, aunque en un principio será difícil, desde la alegría; tratemos de retomar nuestras actividades cotidianas, nuestras relaciones familiares y sociales, entendamos a la muerte como el proceso natural ante la vida y no olvidemos que aunque ya no están en cuerpo ahora viven en nuestros corazones.
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