Familia

¿Cómo sanar el corazón después de una relación tóxica?

¿Cómo sanar el corazón tras una relación tóxica? ¿Cómo reconstruirse? ¿Cómo volver a confiar?
Toda ruptura amorosa implica un proceso de duelo, pero cuando se trata de una relación tóxica, la herida suele ser más profunda. La sanación requiere tiempo, conciencia y acompañamiento, pero también una reconciliación interior y espiritual. Según el Psic. Jesús Ramos, terapeuta individual y de pareja, es fundamental reencontrarse con uno mismo y con Dios para iniciar un verdadero camino de restauración.

Este proceso —señala— es dinámico y cíclico, con momentos de avance y retrocesos naturales. “Sanar implica reestructurar los pensamientos y conclusiones negativas sobre lo sucedido, cuidando especialmente aquello que uno empieza a creer a partir de la experiencia”, explica.

Las reacciones emocionales más comunes, añade, incluyen tristeza, enojo, ansiedad, culpa y vergüenza. Estas emociones, aunque incómodas, son normales y forman parte del camino hacia la integración y el equilibrio interior.

Sanar el corazón implica tiempo, conciencia, fe y aprender a poner límites saludables en nuevas relaciones. Foto: Especial

El corazón no se rompe, aunque duela

Al pasar por una ruptura, pareciera que el corazón se rompe, pero sólo es el dolor. El también maestro en Ciencias de la Familia explica que, si bien el sufrimiento puede ser intenso, el ser humano conserva la capacidad de amar, confiar y reconstruirse. “Esta afirmación encierra una verdad profundamente esperanzadora: el dolor no tiene la última palabra”.

Asegura que en lugar de vivir la herida afectiva como una pérdida definitiva, invita a interpretarla como una oportunidad de transformación interior. El dolor no es malo, solo incómodo. Lo disfuncional es el sufrimiento que no se procesa. Pero si ese dolor se ofrece al Señor y se le otorga un sentido trascendente, puede convertirse en un camino de madurez y crecimiento, añade.

Desde esta perspectiva, una experiencia dolorosa no representa un final, sino el inicio de una nueva etapa: más plena, más consciente y más fuerte. El corazón, lejos de quebrarse, se renueva y se fortalece. “Sanar no es olvidar, ni negar el dolor, es aceptar que las cosas han cambiado y que no volverán a ser como antes, pero también descubrir que uno puede salir fortalecido”.

El proceso de sanación, subraya, no es lineal. Es natural experimentar oleadas de emociones como tristeza, enojo, ansiedad o culpa. “Estas emociones no son malas; son humanas. El problema es cuando se cronifican o cuando uno se queda atado a ellas. Por eso es importante no sacar conclusiones falsas de lo vivido: pensar que no valgo, que nadie me va a amar o que fue mi culpa todo. Esas ideas hay que reestructurarlas”.

Beneficios de perdonar a quien nos hizo mucho daño.

¿Cómo puedo perdonarme?

El perdón hacia uno mismo es una parte indispensable del proceso de sanación emocional. “Muchas veces nos cuesta más perdonarnos a nosotros mismos que a la otra persona, pero el perdón propio es el inicio del amor sano. Dios ya te perdonó; falta que tú te lo creas”, señala el Psic. Jesús Ramos.

Según el especialista, una de las primeras acciones consiste en identificar los pensamientos negativos de autoevaluación. Frases como “no soy suficiente” o “todo fue mi culpa deben ser confrontadas con la verdad de la propia dignidad. “Somos únicos, amables, irrepetibles e invaluables”, subraya.

Asimismo, parte fundamental de la recuperación es evitar repetir patrones dañinos en relaciones futuras. Para ello, el terapeuta recomienda realizar un ejercicio de memoria emocional. “Haz una lista con los errores del pasado, con aquello que toleraste y no debiste tolerar. Eso te ayudará a identificar ‘banderas rojas’: violencia, control, adicciones, falta de espiritualidad, desinterés genuino. Esas cosas no deben repetirse”.

Cultivar el amor propio, añade, implica conocerse profundamente, trabajar en la propia felicidad y establecer límites claros en los vínculos afectivos. “El amor sano empieza cuando te vuelves experto en ti mismo”, afirma.

Reconstruir la confianza personal requiere cuestionar activamente los pensamientos que dañan la autoimagen y recordar que cada persona, por el simple hecho de existir, tiene un valor único, amable, irrepetible, invaluable e inigualable. Estas verdades, reveladas por Dios, son también el fundamento del perdón hacia uno mismo y del inicio de una vida emocional más libre y sana.

¿Qué es el perdón?

Ofrecer el dolor a Dios: un acto de fe sanadora

Una de las claves más poderosas para sanar, según el Psic. Jesús Ramos, es aprender a ofrecer el dolor a Dios. Esta práctica, profundamente arraigada en la espiritualidad católica, no es evasión ni resignación, sino un acto de fe activo que da sentido y valor al sufrimiento.

“Cuando una persona se atreve a llevar su herida a la oración, a presentarla tal como es ante el Señor, algo cambia —explica—. Ya no está sola con su dolor; lo comparte con Cristo, quien también fue herido, traicionado y abandonado”.

Ofrecer el dolor a Dios puede realizarse de diferentes maneras. El terapeuta recomienda comenzar con una oración sencilla y sincera: “Señor, esto me duele. No entiendo por qué, pero lo pongo en tus manos. Únelo a tu cruz y transfórmalo”.

Esta entrega se puede profundizar con momentos de adoración eucarística, meditación de la Pasión de Cristo o la participación en el sacramento de la reconciliación. El silencio ante el Sagrario, acompañado de palabras de abandono o simplemente con lágrimas ofrecidas, es ya una forma de orar. “Dios no necesita que le expliques todo; necesita que le abras el corazón. Él no rechaza a quien viene con sinceridad”, asegura Ramos.

Al ofrecer el sufrimiento, la persona no evade el dolor, sino que lo eleva, lo asocia a un horizonte trascendente y lo transforma en camino de comunión con Dios. Es una manera concreta de redescubrir que no todo está perdido, y que incluso en medio del quebranto puede haber redención. “Ofrecer el dolor es dejar de cargarlo solo. Es dejar que Dios lo lleve contigo, y que de ese peso brote vida nueva”.

El perdón implica un proceso de sanación que mitiga en la persona el daño del resentimiento. Foto: Especial

¿Cuánto dura el dolor y cómo recuperarse?

También advierte que el duelo no es igual para todos y que puede durar, en promedio, hasta dos años. “El primer año es especialmente difícil, y los primeros tres meses suelen ser los más intensos. Si el dolor afecta la vida diaria —el trabajo, la convivencia, la salud— es momento de pedir ayuda profesional. Y pedir ayuda no es debilidad, es responsabilidad”.

Parte esencial de la recuperación, explica, es cuidar lo básico “dormir bien, alimentarse, hacer ejercicio. Parece simple, pero el cuerpo también llora, también se desgasta”; asimismo, recomienda trabajar activamente en la reconstrucción de la autoestima.

Desde su experiencia de acompañamiento, Jesús Ramos señala que los recursos espirituales son un pilar fundamental en el proceso de sanación. “La oración, especialmente la de encuentro con Jesús, la adoración eucarística y la confesión son herramientas muy poderosas. A veces el alma necesita hablar con Dios más que con cualquier otro”.

¿Qué es la Esperanza?

¿Cómo iniciar la sanación después de terminar una relación tóxica?

  • Acepta el cambio: Reconoce que la relación terminó y que las cosas no volverán a ser como antes. Este paso es clave para abrir el camino a la sanación.
  • Ten paciencia contigo mismo: El proceso de duelo no es lineal. Permítete avanzar a tu ritmo, con comprensión y compasión personal.
  • Cuida tu rutina diaria: Dormir bien, comer adecuadamente y mantenerte activo físicamente ayuda a estabilizar el estado emocional.
  • Evita la rumia mental: Rompe con los pensamientos repetitivos que te atan al dolor. La repetición solo profundiza el sufrimiento.
  • Reestructura tu autopercepción: Identifica pensamientos negativos sobre ti mismo y cámbialos por afirmaciones realistas de tu valor como persona única, irrepetible e invaluable.
  • Practica el perdón propio: Perdonarte no es justificar errores, sino liberarte de la culpa y sanar desde la misericordia.
  • Prevén relaciones dañinas futuras: Reflexiona sobre errores pasados y detecta señales de alerta (violencia, control, adicciones, falta de espiritualidad, etc.).
  • Fortalece el amor propio: Conócete, trabaja por tu bienestar y establece límites claros. El amor verdadero comienza por uno mismo.
  • Apóyate en tu fe: La oración, la adoración eucarística y la confesión son medios que ayudan a experimentar el consuelo de Dios y avanzar en la sanación interior.

Si lo deseas puedes ponerte en contacto con el especialista en Facebook: Psic. Jesús Ramos o en Catholizare

Cynthia Fabila L.

Periodista con más de 20 años de trayectoria, titulada de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. A lo largo de su carrera ha colaborado en reconocidos medios nacionales como Milenio, El Gráfico de El Universal, Revista Alto Nivel y Desde la fe, entre otros. Su trabajo se ha enfocado en temas sociales, culturales y de interés humano, con un compromiso constante por informar con profundidad y sensibilidad.

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