El caso Beatriz vs. El Salvador actualmente es analizado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH). Sobre el particular, la Corte deberá definir si El Salvador es responsable internacionalmente por no haber permitido que se realizara un aborto a Beatriz, madre salvadoreña embarazada de su segundo bebé.
Este caso representa una amenaza para el continente americano ya que, tanto por la apreciación que haga la Corte IDH de las leyes penales salvadoreñas, como por la influencia de la jurisprudencia de la Corte IDH en los países, su decisión podría generar un debilitamiento del derecho a la vida en nuestros países.
Se ha dicho que el caso Beatriz es el de una mujer que sufrió graves complicaciones de salud, lo cual terminó en su muerte, ya que el Estado de El Salvador no permitió que se realizara un aborto supuestamente necesario para su salud y su vida. Pero esta “versión” de la historia amerita una mejor explicación, la cual permite entender que Beatriz nunca necesito un aborto para salvar su vida.
Beatriz era una joven madre salvadoreña de escasos recursos que fue manipulada y utilizada por grupos a favor del aborto que la condenaron al miedo para imponer el aborto en nuestro continente. Beatriz ya tenía un hijo varón y quería ser mamá otra vez. Aunque le habían ofrecido esterilizarse, ella había rechazado la propuesta porque quería tener más hijos.
Beatriz tenía lupus, una enfermedad autoinmune que puede ser muy grave. Pero afortunadamente, durante su segundo embarazo, el lupus estaba controlado y el embarazo no amenazaba la vida de Beatriz. Desgraciadamente, su bebé, a quien su mamá llamó Leilani, también estaba enferma y fue diagnosticada con anencefalia. Esto no le impedía tener conciencia, experimentar dolor, e incluso la probabilidad de que pudiera vivir meses o años.
La discapacidad de Leilani no la hacía menos persona ni menos digna. Sin embargo, grupos abortistas presionaron a Beatriz para que solicitara un aborto, convenciéndola de que moriría si no mataba a su pequeña, quien de todas formas no iba a vivir. Algunos, incluso, siguen afirmando todavía que la niña, por su discapacidad, no estaba realmente viva.
Aquellos grupos le hicieron solicitar la autorización de abortar ante la Corte Suprema del Salvador, y también solicitaron medidas provisionales ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Ambas instancias reconocieron que, así como lo afirmaban los médicos, la vida de Beatriz no estaba en peligro de muerte y que ella estaba siendo atendida y monitoreada correctamente.
Finalmente, los médicos hicieron a Beatriz una cesárea mientras estaba cursando la semana 26 de embarazo, ya que los médicos consideraron que era lo mejor para la salud de Beatriz, y el procedimiento respetó la vida de Leilani. La niña nació viva, lloró, respiró y pudo recibir el amor de su madre, permaneciendo en sus brazos unos instantes. Lamentablemente, falleció unas horas más tarde, por causa de su discapacidad.
Beatriz siguió bajo supervisión médica, recuperándose de la cesárea, sin sufrir complicaciones mayores por causa del embarazo. En una entrevista posterior, Beatriz contó cuanto quería que viviera, e incluso le llevaba flores a su tumba y le hablaba.
Beatriz falleció 4 años y 4 meses después del nacimiento de Leilani, a raíz de heridas producidas por un accidente en motocicleta. Su muerte, contrariamente a lo que afirman los grupos pro aborto, no tuvo ninguna relación con su segundo embarazo ni con su pequeña.
Los grupos abortistas le negaron a Beatriz el derecho a la esperanza y la condenaron al miedo. Le impusieron su muerte y la de su hija como una fatalidad. Negaron la dignidad de una niña por el simple hecho de tener una discapacidad, considerando que era tortura para su madre llegar a que la bebé naciera.
Estos grupos partidarios del aborto que intervienen como peticionarios en el caso Beatriz vs. El Salvador despliegan sus esfuerzos para legalizar el aborto en nuestros países. En primer lugar, está el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL por sus siglas en inglés); esta organización se dedica al litigio estratégico: busca casos que puedan ayudar a promover sus agendas a nivel judicial, y recibe financiamiento anual de la Open Society Fundation.
Luego, encontramos a IPAS, una empresa que entre otras actividades comercializa aspiradores para hacer abortos y forma al personal médico sobre procedimientos abortivos, incluso en los países en los que está prohibido. Cabe mencionar que el médico testigo de la parte peticionaria en la audiencia ante la Corte IDH en marzo pasado es un médico de IPAS.
También está, entre los peticionarios del caso, la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto Terapéutico, Ético y Eugenésico de El Salvador. Aquella agrupación defiende abiertamente el aborto eugenésico, es decir el aborto en caso de que el niño en gestación padezca alguna discapacidad.
Asimismo, está la Colectiva Feminista para el Desarrollo Local, una organización de lobby proaborto que promueve la legalización de dicha práctica especialmente en El Salvador y recibe fondos de la Fundación Ford y de la IPPF.
La Corte IDH celebró la audiencia del caso Beatriz en marzo pasado, debe ahora preparar su decisión y publicar su sentencia, lo cual tendrá lugar en unos meses. Invitamos a la sociedad civil mantenerse atenta al futuro de este caso decisivo para el continente y exigir que la sentencia sea fiel a la verdad del caso y no apegada a ideologías.
Este artículo es una colaboración de María Anne Quiroga
Si te gustó este artículo, también puedes ver:
En México, según datos del INEGI, más de 35 millones de personas han atravesado por…
Con un viaje de sólo un día a Córcega, el Papa culminará su agenda de…
El cristiano tiende a la alegría porque se sabe amado, escuchado y perdonado por Dios……
Ciudades como Los Ángeles o Nueva York han empleado hip hop y rap para reducir…
El feminismo, una corriente filosófica y social que busca la igualdad de derechos y oportunidades…
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
Esta web usa cookies.