Casa de oración es un método para hablar con Dios, basado en cuatro elementos que responden al acróstico de CASA, como a continuación lo explicamos.
La relación con Dios no es comercial, ni se reduce a prestación y contraprestación de servicios, sino que se basa principalmente en un vínculo de amor. Por ello, hay varios elementos cruciales en la relación del hombre -como creatura- con su Creador.
Existen muchas formas de oración. Pero esquemas como el de la “casa de la oración” se enfocan en cuatro temáticas, las cuales “nos relacionan con Dios”, haciéndonos partícipes de su amor gratuito y de la gracia de la intercesión. Lo explica monseñor Salvador Martínez, especialista en interpretación de la Sagrada Escritura.
A propósito de una conferencia organizada por la Arquidiócesis Primada de México en el marco del mes de las familias, el ex rector de la Basílica de Guadalupe abundó sobre esta práctica piadosa, al tiempo que destacó algunas de las bondades de ejercerla en el seno de nuestro hogar.
Para construir una “casa de la oración” se requiere visualizar el significado de los elementos que constituyen el acróstico, tal como se indica a continuación:
Acróstico de CASA
Necesitamos confesar a Dios, pues “la relación con Dios implica no solamente nuestra mente. También implica nuestro cuerpo y nuestra relación con las personas”.
Además, “hay un acto interno que adhiere mi pensamiento y mi persona a Nuestro señor Jesucristo. Pero, esto no es suficiente; yo debo confesarlo (también) con la boca”.
En tal sentido, se debe observar que:
“El Credo es la oración de confesión por excelencia. La renovamos todos los domingos en las celebraciones eucarísticas y en las solemnidades mayores. Expresamos públicamente nuestra fe en quién es Dios, qué ha hecho por nosotros y los medios que nos ha dado para nuestra salvación”.
Y se enriquece con la renovación de las promesas bautismales que generalmente se reciben cuando niño. En este aspecto, vale preguntarse: ¿El bautismo sigue operando a lo largo de mi vida?
“Sí, sigue operando, sigue estando presente. Y cuando yo hago mi oración confesando lo que creo de Dios, estoy haciendo presentes las gracias que Él me ha entregado. Porque, desde el día de mi Bautismo, el Señor infundió en mí esa fe”, recuerda Mons. Martínez.
No obstante, aclara que “Dios no es más Dios por el hecho de que yo lo confiese. Ni deja de ser Dios porque dejemos de rezar por Él. Quien cambia, quien crece, quien se adhiere a Dios… es uno, el ser humano”.
Igualmente, es necesario “confesar mi necesidad de perdón y misericordia”. Eso es también una oración de confesión. Por ende, “la segunda vertiente de oración de confesión es confesar mi necesidad de perdón y misericordia”.
“Cuando hacemos confesión, reconocemos quién es Dios. Y quien se habitúa a ponerse en la presencia de Dios, se mantiene con Él”.
La oración de confesión es importante en el método casa de oración.
Dado que “nuestra relación con Dios no es comercial, ni se reduce a prestación y contraprestación de servicios”, sino que “nuestra relación con Dios es una relación de amor”, la gratitud es una virtud fundamental.
En efecto, la palabra “Gracias” no la damos cuando vamos a pagar, la damos como “reconocimiento filial y de creatura ante su Creador, por lo que Él me ha regalado o me ha dado”.
Un ejemplo es la Eucaristía, por cuanto, de hecho, se trata de “una acción de gracias que bendice a nuestra familia”. Es tan importante, que “la Misa es una acción de gracias (Eucaristía), por la salvación que Dios nos ofrece en Jesucristo”.
La oración de acción de gracias es importante en el método casa de oración.
“Dios sabe lo que nos sucede, pero nosotros podemos acercarnos a pedir algo”. Y, según el especialista, ello se constata en diversos pasajes bíblicos, como el que hace referencia a un pedido de la mujer sirofenicia, o incluso la oración de Jesús en Getsemaní, la cual se caracteriza por una excepcional ternura filial entre padre e hijo.
Destaca monseñor Salvador Martínez que así, queda patente “la relevancia de la intercesión de los padres por los hijos”.
Más aún, “una de las obligaciones de la paternidad y de la maternidad es rezar por sus hijos”, y un buen ejemplo de las gracias que se pueden alcanzar con ella es la vida y obra de Santa Mónica, quien logró la conversión de su hijo san Agustín.
Sí, insiste, la súplica tiene un muy válido sentido.
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La oración de súplica es importante en el método casa de oración.
En este ítem, el sacerdote explica que el “gloria” es una alabanza, pues se trata del “reconocimiento que yo, como creatura, le rindo al Creador”. Aclara también que “no necesariamente implica que la persona se deba sentir exaltada”.
“Los salmos, las letanías, parte del Padrenuestro y el Avemaría son algunas formas de alabanzas a Dios”.
La oración de alabanza es importante en el método casa de oración.
Conocer las cuatro elementos del método de la casa de oración nos sirven para mejorar la dinámica de nuestras familias, porque “cada temática nos relaciona con Dios. De igual modo, impulsan a la reconciliación y al ámbito del amor gratuito, la gracia de la intercesión, amén de la “expresión del afecto que nos permite recibir un torrente de amor divino”.
Así mismo, construir la casa en la que el Padre convive con el Hijo y el Espíritu Santo nos transformará positivamente la vida.
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