Somos esas pequeñas piedras que si aceptamos su voluntad, nos convertimos en parte de su rostro
Trabajadores somos cada uno de nosotros, a quienes Dios nos ha dado innumerables bendiciones y talentos.
En la estructura de la parábola vemos el juicio entre la diligencia o la pereza.
Podemos ser el factor positivo para los demás si les apoyamos a descubrir los dones que Dios les ha dado.