En lo que va del primer mes de 2022, tres periodistas han sido asesinados, dos de ellos en menos de una semana y en la ciudad de Tijuana, Baja California. Estos hechos han puesto en el debate público la complicada situación de la prensa: México es considerado uno de los países donde es más peligroso dedicarse al periodismo.
En nuestro país se han registrado 146 asesinatos y 17 desapariciones de periodistas desde 2007, y de acuerdo con la organización Artículo 19, más de la mitad de estos hechos se relacionan con coberturas de política o corrupción.
Los ataques a la prensa se suman a la ola de violencia que sufre México.
En 2010, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) publicó una exhortación pastoral de 116 páginas titulada: “Que en Cristo Nuestra Paz, México tenga Vida Digna”, que llamaba a todos los órdenes de gobierno, a la sociedad, a los jóvenes, a los padres de familia, a los sacerdotes y a los educadores, a unirse en la construcción de la paz e impulsar el desarrollo humano integral.
Sin embargo, 12 años han pasado y la urgencia de construir la paz es más grande que nunca. Apenas esta semana la CEM lanzó un nuevo llamado a todos hombres y mujeres de buena voluntad a ser artesanos de paz, y a todas las diócesis del país a integrar el tema de la construcción de paz en sus pastorales.
Pero, ¿de qué manera podemos lograrlo? En su mensaje con motivo de la 55 jornada Mundial de la Paz, el Papa Francisco propone 3 pilares: educación, trabajo y diálogo entre generaciones.
Por eso, hacemos un llamado a los profesores y autoridades educativas, para que en las escuelas no falte la educación en materia de paz, para que todos los niños y jóvenes sepan que un México con paz, es posible.
Llamamos también a los políticos y empresarios a generar proyectos que ofrezcan la oportunidad de que todos los hombres y mujeres en edad laboral consigan un empleo digno y remunerado.
Pero, sobre todo, hacemos un llamado a la sociedad civil a que el diálogo nunca falte; pues de este diálogo, especialmente al interior de las familias, se deprende la solidaridad y la unidad con las víctimas de la violencia.
En el caso específico del periodismo, es indispensable garantizar la libertad de expresión y que los periodistas puedan realizar su labor con la garantía de tener las condiciones de seguridad para hacerlo.
Reafirmamos nuestro compromiso como Iglesia para ayudar en la pacificación de nuestro México, con la firme convicción de que con fe y acciones concretas podremos construir el país que queremos.
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