Feligreses que acudieron a la Misa de Domingo de Ramos 2021. Foto: María Langarica
Han pasado más de dos años de la llegada de la pandemia de Covid-19 a nuestro país. Durante todo este tiempo, la Arquidiócesis Primada de México ha seguido con celo las indicaciones de las autoridades de salud, a fin de evitar la propagación del virus.
Por ello, muchas celebraciones han sido suspendidas o, en algunos casos, permitidas con una mínima asistencia de fieles.
No obstante, este año, las condiciones están dadas para celebrar de forma ordinaria la Semana Santa y la Pascua, pues el índice de contagios es bajo y el semáforo epidemiológico en la Ciudad de México -como en prácticamente todo el territorio nacional- se encuentra en color verde.
Esto ha sido posible gracias a diversos factores, como el avance de la campaña de vacunación, la inmunidad adquirida por quienes van superando la enfermedad y el seguimiento responsable de las medidas sanitarias.
Durante esta pandemia, los católicos hemos dado ejemplo de seriedad y compromiso con el seguimiento de las medidas sanitarias y, gracias a eso, la asistencia a los templos nunca ha sido factor de contagio
En un reciente comunicado, el Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, ha pedido a los fieles católicos y a los sacerdotes observar los protocolos aprendidos durante este tiempo.
Esta Semana Santa celebramos la fiesta más importante para los católicos, el fundamento de nuestra fe: la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. En la Muerte y la Resurrección de Cristo recibimos la redención, el perdón de los pecados y la semilla de la resurrección.
En estas fechas recordamos que, gracias a la Muerte y a la Resurrección de Cristo, la muerte no es el fin, sino apenas el principio. Este acontecimiento nos enseña que donde parece que la oscuridad lo inunda todo, en realidad resplandece la luz inextinguible de Cristo resucitado y glorioso.
Así, en Semana Santa nos disponemos a celebrar que Dios nos regala una respuesta esperanzadora sobre nuestro futuro y el de los seres queridos que la muerte nos ha arrebatado, especialmente en esta pandemia que se ha llevado tantas vidas.
Celebremos juntos estos días santos con responsabilidad y confianza en Dios.
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