Este domingo 10 de abril se lleva a cabo el ejercicio de revocación de mandato, inédito en la historia de la democracia de nuestro país, en el que los mexicanos tenemos la posibilidad de expresar en las urnas nuestro voto sobre la permanencia del presidente de la República en su cargo: si queremos que siga hasta que concluya su mandato en 2024, o preferimos que termine y otro ocupe su lugar.
Los mexicanos podemos reconocer en estos espacios abiertos, la libertad para manifestar la propia postura, incluso si se decide no participar.
Para que la consulta sea vinculante, el Instituto Nacional Electoral (INE) ha informado que se debe contar con la participación de 37 millones 129 mil 287 ciudadanos, es decir el 40 por ciento de los ciudadanos registrados en la Lista Nominal de Electores.
Si se llega a ese número, el presidente Andrés Manuel López Obrador estaría obligado a dejar el cargo en caso de perder en la consulta. Si la participación es menor, la consulta de revocación de mandato no tendrá ninguna validez.
Al respecto de este ejercicio, los obispos de México emitieron desde el 15 de marzo una oportuna y prudente declaración para todos los católicos que están discerniendo su participación.
La postura de la Iglesia es clara: Cada quien es libre de proceder conforme a su conciencia. La Iglesia no invita a acudir a las urnas, o a no hacerlo; ni a votar en un sentido o en otro. Solo invita a discernir la decisión en un contexto de reflexión y de oración, procurando el bien común, en efecto, el comunicado emitido por la Conferencia Episcopal de México (CEM) en nombre de todos los obispos del país, señala:
“Siendo la primera vez que se realiza este ejercicio democrático, muchos han expresado su opinión sobre la responsabilidad que tenemos y el modo de participar en esta consulta. Al respecto, los obispos mexicanos les invitamos a discernir en ambiente de oración, delante de Dios, para que cada uno decida si ha de participar o no, y en caso de hacerlo, en qué sentido deberá emitir su voto. Se trata de una decisión de gran responsabilidad. Busquemos todos lo que más le conviene a México”.
Asimismo, en el mensaje, los obispos de México dan gracias a Dios por la “maduración democrática en México, que nos permite contar con el Instituto Nacional Electoral como árbitro responsable de cada proceso electivo”. Y añaden “hagamos oración por quienes lo dirigen, lo mismo que por nuestros gobernantes (Cf. 1 Tim. 2, 2), quienes han de gobernar para todos, más allá de partidos políticos o intereses particulares”.
Este domingo, pidamos a Dios sabiduría para discernir acerca de participar o no en la consulta de revocación de mandato, y el sentido de nuestro voto.
Tal como señala el Cardenal Felipe Arizmendi Esquivel en su columna semanal publicada en este medio: “Hay quienes ven en este sexenio sólo bondades y luchan por que se prolongue incluso en otros sexenios; por lo contrario, otros sólo ven desastre tras desastre, error tras error. Lo más difícil es ser sabios, para discernir el trigo de la cizaña, y no dejarse embaucar ni por dádivas gubernamentales, o por discursos demagógicos, ni dejar de valorar las buenas intenciones y decisiones del actual gobierno. Los extremismos, de una parte u otra, no son sanos ni favorables”.
No olvidemos que independiente de nuestra decisión, todos los católicos estamos llamados a ser responsables del bien común de nuestras comunidades, y especialmente de los más necesitados.
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