El caso del intento de asesinato contra Ciro Gómez Leyva vuelve a poner sobre la mesa la importancia de detener la violencia y ofrecer condiciones para que los periodistas puedan realizar su trabajo de forma segura. Porque la violencia contra los medios de comunicación abarca más que solo los lamentables asesinatos: abarca censura, presiones de grupos de poder y condiciones laborales precarias para quienes realizan la invaluable labor de informar a la sociedad.
En palabras del Papa Francisco: la misión de los periodistas es explicar el mundo, hacerlo menos oscuro, hacer que los que viven en él le tengan menos miedo y miren a los demás con mayor conciencia.
Así es cómo los periodistas deben asumir el compromiso de comunicar la verdad con responsabilidad, hablar con la verdad no debe generar odios, ni rencores, ni mucho menos desencuentro, confrontaciones ni agresiones. Hablar con la verdad debe verse como la oportunidad de tender puentes de diálogo que nos lleven a solucionar cualquier diferendo y alcanzar acuerdos de manera pacífica.
La violencia jamás debe verse como la excusa perfecta para solucionar los diferendos o los antagonismos; la agresión hacia un periodista no debe ser el método para tratar de acallar su opinión o la información que da a conocer.
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Por ello, hacemos un llamado para que se establezcan las condiciones necesarias para que los profesionales de la comunicación puedan ejercer su labor informativa con seguridad y sin menoscabo de su trabajo.
Es menester que a la brevedad se definan las estrategias y pasos a seguir para alcanzar la paz y la justicia en todo el territorio nacional y con ello detener la ola de violencia e inseguridad que está afectando al país.
De la misma manera, hacemos un llamado a los fieles católicos para orar por la conversión de los criminales que, con sus acciones y actos, causan tanto dolor a la sociedad mexicana en su conjunto.
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Recordemos las palabras del Papa Juan Pablo II en mayo de 1993, cuando, “en nombre de Cristo crucificado y resucitado, que es camino, verdad, y vida”, convocó a los miembros de la mafia siciliana para convertirse: “¡Convertíos, un día vendrá el juicio de Dios!”.
Así, imploremos a San Juan Pablo II su intercesión para que ilumine a esas personas para que reconsideren el camino que han tomado, pues como él mismo dijo en su momento: “Tienen que entender que no se puede matar inocentes. Dios dijo una vez, ‘No matarás’. ¡El hombre, cualquier organización humana, la mafia, no puede matar ni pisotear este derecho santísimo de Dios!”.
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