Debemos promover la protección y el bienestar de los niños para lograr un mundo más justo y esperanzador. Foto: Especial
En un mundo marcado por la violencia, la prisa, la desigualdad y la indiferencia, los niños nos interpelan con su fragilidad y esperanza. Son el reflejo más puro de la humanidad, portadores de una promesa que solo podrá cumplirse si les garantizamos un entorno donde puedan crecer con dignidad, amor y oportunidades reales.
En el corazón del Evangelio resuena con fuerza la invitación de Jesús: “Dejen a los niños y no les impidan que se acerquen a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos” (Mt 19,14), y aunque estas palabras expresan ternura, también son un mandato: cuidar, proteger y acompañar a los más pequeños con amor y responsabilidad.
Sin embargo, la realidad nos muestra que muchos niños viven en condiciones de vulnerabilidad, expuestos a la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades. Lo más grave es que muchos de ellos hoy son reclutados por el crimen organizado, privándolos de su niñez, su inocencia y poniendo en riesgo su futuro.
Los niños son el presente que nos desafía a construir una sociedad más justa y compasiva. Su bienestar es el termómetro de nuestra humanidad: si hoy nos alarman los altos índices de asesinatos, mucho tiene que ver la carencia de formación de valores dentro del núcleo familiar y el desprecio por la vida humana; si hoy nos quejamos de la inseguridad y la violencia, es por que hemos descuidado la construcción de un entorno más justo y humano para la infancia.
Este es un problema que no atañe únicamente a los padres. Es una responsabilidad compartida por toda la sociedad: escuelas, gobiernos, instituciones, comunidades religiosas, y de cada ciudadano. Como expresó el Papa Francisco: “Los niños nos recuerdan que todos somos hijos y hermanos, y que nadie puede existir sin alguien que lo traiga al mundo, ni crecer sin tener otras personas para amar y sentirse amado”.
Conscientes de esta misión, la Arquidiócesis Primada de México está organizando un gran encuentro infantil el próximo sábado 31 de mayo, de 10:00 a 17:00 horas, en el Seminario Menor Casa Huipulco, al sur de la Ciudad de México. Este evento reunirá a niños de todas las edades en una jornada de fe, juegos, aprendizaje y fraternidad. Es una oportunidad para renovar nuestro compromiso con la infancia y construir una comunidad donde cada niño se sienta amado y valorado.
Este encuentro, totalmente gratuito y abierto para todos, se enmarca en el Año Jubilar de la Esperanza 2025, una celebración que nos invita a mirar el futuro con confianza y alegría. Los niños, con su inocencia y entusiasmo, son portadores de esa esperanza que renueva nuestras fuerzas y nos impulsa a seguir adelante.
Cuidemos de los niños con esmero, pues en sus manos está el porvenir de nuestra humanidad. Que María, Madre de la Esperanza, nos guíe en esta noble tarea y nos ayude a construir un mundo más justo y fraterno para todos.
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