Editorial

Los bebés no tienen la culpa

En estos días nos hemos enterado, a través de los medios de comunicación y las redes sociales, de un evento que nos ha sorprendido a algunos e indignado a muchos más. Es el caso de un bebé al que se intentó abortar, nació vivo y posteriormente fue abandonado, en el interior de una bolsa, en la vía pública. El bebé sobrevivió y los padres, dos jóvenes, se entregaron a las autoridades.

Hay varias aristas que no pueden pasar desapercibidas, y más cuando hay quienes intentan argumentar que para evitar una situación como esta, se debe aprobar el aborto. Ante ello, queremos dejar claro que los bebés no tienen la culpa.

Primero, el aborto es una práctica en la que hay una muerte, la del ser humano en desarrollo, legal o no, la muerte es un hecho. En este caso en particular, además de tratarse de un acto de crueldad, también es ilegal, por haberse intentado en meses de embarazo avanzado. La ley protege al ser humano en desarrollo conforme avanza el embarazo.

Segundo, dos jóvenes que se convierten en padres entran en pánico y no saben cómo enfrentar su futuro con un hijo, por lo que deciden en su conciencia, despersonalizar a ese ser humano en desarrollo, y deshacerse de él. El miedo los llevó a actuar de esa manera, el miedo a un futuro incierto, ante una sociedad que cada vez es menos solidaria; y también la ignorancia de que existen medios para ofrecerle a ese bebé una vida, oportunidades incluso de tener una familia adoptiva en el caso extremo.

Tercero, la ignorancia de que un ser humano inicia su desarrollo desde la primera célula que se forma de él. La publicidad engañosa hace creer que el aborto es un derecho, y que no pasa nada, es como tirar un pedazo de células que invadieron el cuerpo, y es hasta que públicamente se ve a un bebé moviéndose, abandonado, luchando por sobrevivir, que la sociedad se da cuenta de un acto de crueldad. Somos una sociedad de imágenes, lo que no vemos, no nos conmueve, ¿Cuántos bebés son desechados de la misma manera que se intentó hacer con este?

Cuarto, el linchamiento generalizado en contra de los jóvenes padres que intentaron deshacerse de su hijo. Cuánto de ese problema es culpa de todos nosotros como sociedad, por no enseñar la verdad a nuestros jóvenes, por enseñar sólo sobre derechos y no sobre obligaciones, por no construir un futuro esperanzador que se fundamente en valores y virtudes, en lugar de un futuro en el que parece que sólo vale el que materialmente tiene algo para presumir. ¿Y es que acaso no es motivo de presumir un hijo? Hemos convertido el embarazo y el tener familia en una amenaza al futuro que “deseamos”.

Quinto, y mas importante, el bebé no tiene la culpa, él no merecía ser desechado así, ni debería haber generado tanto miedo en los jóvenes padres. La vida triunfó y este bebé sobrevivió a medicamentos y a un abandono momentáneo.

Es una lección que Dios nos da para que, como sociedad, valoremos la vida naciente, para que cuidemos de nuestros jóvenes y les hagamos fuertes, pero a la vez les demos esperanza en su propio futuro. La vida, que se hace realidad en el momento de la concepción, es el regalo más sagrado que nos da Dios. No sabemos cuál será el futuro de los jóvenes involucrados en este caso, tampoco del bebé, pero los encomendamos a Santa Maria Virgen para que a los tres los abrace en su regazo y les haga sentir su amor, un amor que cada uno de ellos valorará ante la crisis personal que han sufrido.

DLF Redacción

La redacción de Desde la fe está compuesta por sacerdotes y periodistas laicos especializados en diferentes materias como Filosofía, Teología, Espiritualidad, Derecho Canónico, Sagradas Escrituras, Historia de la Iglesia, Religiosidad Popular, Eclesiología, Humanidades, Pastoral y muchas otras. Desde hace 25 años, sacerdotes y laicos han trabajado de la mano en esta redacción para ofrecer los mejores contenidos a sus lectores.

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