En estas semanas se escribe otro capítulo en la historia de la humanidad. La pandemia del Covid-19 nos ha obligado a todos, individual y colectivamente, a dejar la zona de confort, si es que queremos ser parte de estas nuevas páginas.
Desde el momento en que la emergencia sanitaria llevó a la Iglesia a realizar las celebraciones litúrgicas sin fieles, la estrategia de Comunicación de la Arquidiócesis Primada de México, y de su publicación Desde la fe, ha estado basada en una premisa: ‘Solos no podremos, tenemos que trabajar de tal forma que todos seamos uno’.
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Hasta el mes de marzo, eran pocos los espacios utilizados por la Iglesia en internet y en las redes sociales; sin embargo, la crisis nos dio una lección: no tener miedo a evangelizar en el ‘continente digital’; y de pronto, nos vimos involucrados en múltiples esfuerzos para acompañar digitalmente a las comunidades parroquiales.
La palabra crossposting (que se refiere a compartir las transmisiones en Facebook) se ha vuelto tan familiar, como la frase: “¿Me ayudas a compartir esta información?”, o peticiones de los sacerdotes como: “¿Me siguen para llegar a los 1,000 suscriptores y poder transmitir en vivo en YouTube?”. Esta pandemia no conoce de fronteras, y la Iglesia tampoco. Entre diócesis nos hemos hermanado aún más, y con el apoyo de la Conferencia del Episcopado Mexicano, hemos amplificado nuestra voz.
Los templos se quedaron sin gente, temporalmente, pero los medios digitales nos dieron la oportunidad de mantenernos unidos y en oración. Las redes sociales y el internet han acercado la Iglesia a sus fieles.
¿Estamos migrando a una Iglesia virtual o viralizada? Por supuesto que no. El Papa Francisco ha sido muy claro al respecto. Lo que estamos viviendo es “la Iglesia en una situación difícil, que el Señor permite, pero el ideal de la Iglesia es estar siempre con el pueblo y con los Sacramentos. Siempre”; sin embargo, tenemos claro que estas herramientas digitales deberán ser un espacio permanente de evangelización, que requiere de creatividad, de imaginación y de romper estructuras fijas.
Y en esta dinámica de “hacer nuevas todas las cosas” (Ap. 21,5), Desde la fe también comienza esta semana una nueva etapa en su historia. Ya que nuestra revista física se encuentra temporalmente fuera de circulación debido a las dificultades para su difusión por la contingencia sanitaria, hemos visto en esta coyuntura una buena oportunidad para evolucionar y buscar alternativas de crecimiento.
A partir de este domingo 26 de abril, Desde la fe lanza una nueva edición en formato digital y un nuevo servicio de hemeroteca, que empieza con los últimos 50 números, pero en el que avanzaremos gradualmente hasta contar con todas las ediciones en línea desde su fundación. Con la alegría de lo que significa este nuevo reto, estamos decididos a seguir anunciando a miles de personas la Buena Nueva de Dios.
A todos los sacerdotes, religiosos y laicos que, atendiendo la voz del Espíritu Santo, han buscado con creatividad nuevas formas para acercarse a sus fieles en estos momentos, les abrazamos con una de las palabras que Jesús más nos menciona en el Evangelio, y que el Papa ha retomado: “Ánimo, con Dios nada está perdido”.
CONOCE LA EDICIÓN DIGITAL DE DESDE LA FE
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